A pesar de que en los últimos años el pago de las nóminas y las transferencias gubernamentales se realizan a través del sistema financiero, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de 2021, de la población entre 18 y 70 años, tres de cada diez mexicanos no tienen ningún producto financiero, o sea, no tienen ni tarjeta de nómina, de transferencias gubernamentales ni cuenta de ahorro y mucho menos de formas de ahorro más sofisticadas. Esta proporción de la población excluida de los productos financieros se ha mantenido por más de 10 años sin registrar una modificación relevante.
De los que tiene algún producto financiero, la mitad tienen cuentas de nómina o de ahorro, que son los productos que no pagan intereses o los que menos pagan, por lo que no obtienen ningún beneficio por tener su dinero en esos productos. Por el lado del crédito, el 32% de la población entre 18 y 70 años tiene al menos un crédito formal, siendo la mayoría tarjeta de crédito departamental y bancaria, lo que refleja que son principalmente para cubrir gastos corrientes.
Las cifras lo que muestran es que hay mucho trabajo por realizar para elevar la inclusión financiera, se presentan retos y oportunidades interesantes para las instituciones financieras cuyo modelo de negocio este orientado a mercados masivos que no están siendo atendidos por el sistema bancario tradicional. Ya hay experiencias en otros países de empresas Fintech que, basadas en lo que denominan huellas digitales, es decir, registros de llamadas y pagos a través de celulares, patrones de navegación en internet y comportamiento en redes sociales, han evaluado el riesgo de los clientes y determinan su capacidad crediticia. Con estos algoritmos de elevada capacidad predictiva del comportamiento y riesgo del cliente, están atendiendo a clientes que no califican con los criterios bancarios tradicionales para el otorgamiento de crédito a pesar de que si tienen capacidad para cumplir con los pagos.
Otra información interesante de la Encuesta que favorece a las nuevas instituciones financieras, particularmente a las Fintech, es que el uso de los cajeros automáticos y de los corresponsales bancarios (tiendas de conveniencia) ha ido en aumento, en tanto que el acudir a las sucursales bancarias ha disminuido. Entre más operaciones se puedan realizar en los corresponsales bancarios y a través de medios electrónicos dicha tendencia continuará, por lo que cada vez más deja de ser una ventaja competitiva el tener una amplia red de sucursales bancarias.
Por lo que respecta a las formas de pagos de las operaciones comerciales, el efectivo sigue predominando. En 2015 el 90% de las compras mayores de 500 pesos se pagaban con efectivo, para 2021 dicha proporción disminuyó a 78.7%, lo cual es un avance, pero continúa siendo una relación muy elevada del efectivo. Esto refleja el elevado nivel de informalidad de la economía.
Se requieren hacer mayores esfuerzos para incrementar la proporción de la población que tenga acceso al sistema financiero. La posibilidad de abrir cuentas de manera digital, sin tener que asistir a una oficina, realizar operaciones desde el celular o la computadora y en las tiendas de conveniencia reducen los costos operativos de las instituciones financieras y les facilita poder enfocarse a mercados masivos. Las Fintech deben aprovechar la oportunidad y atender a los clientes que no tienen acceso a productos financieros atractivos.