Los fondos de inversión son un sector que sigue creciendo en México, pero la reciente crisis de salud pública podría traerle algunos problemas. Este dinámico sector podría verse entorpecido por la reciente marejada en la baja de calificaciones en la calidad crediticia de muchas empresas que emitieron papeles corporativos (Bonos emitidos por empresas), además de que algunas emisoras en México han tenido fuertes retrocesos en el precio de sus acciones.
Los fondos de inversión se enfrentan a retos ante la crisis actual
De acuerdo a datos de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), la cantidad de activos administrados en México por los fondos de inversión alcanzan los 2 billones 585 mil 964 millones de pesos al cierre de junio de este año, esto es un incremento del 5% por ciento versus junio del 2019.
Desde febrero de este año, algunos fondos han tenido minusvalías como consecuencia de la crisis por COVID-19, tal vez, los fondos más afectados son los fondos de renta variable vinculados a activos mexicanos. La fuerte recesión con tintes de depresión que el país está viviendo se han llevado entre las piernas a múltiples fondos preponderantemente de acciones mexicanas, aunque hasta hoy, no hay noticia alguna de que algún fondo haya incumplido con la liquidación de sus títulos. Los fondos de inversión, más allá de el fuerte descalabro del mercado de capitales nacional, han cumplido con diversificar de forma eficiente los riesgos y han respondido a todos sus inversionistas con cabalidad.
En ese entorno, los instrumentos de Deuda han sufrido una disminución en sus rendimientos. Los bonos gubernamentales de corto plazo han tenido han pasado en algunos meses de una tasa del 8% a niveles del 5% y es muy probable que este recorte se mantenga en el corto plazo. Mientras que algunos los bonos corporativos han mantenido su tasa de interés, que básicamente compensan el riesgo, con rendimientos más altos que los de un activo libre de riesgo (como lo son los bonos gubernamentales).
Es importante en momentos de incertidumbre, como los actuales, que los inversionistas mantengan comunicación con sus asesores para entender en qué tipo de activos se está diversificando el patrimonio y tomar decisiones que den por resultado una diversificación acorde a las necesidades específicas de cada inversionista.