– Buenos días.
– Sr. Slim, ¿es usted?
– Sí, ¿puedo ayudarle en algo?
– Mi nombre es Buddy, me apellido Fox, soy agente de una casa de bolsa y lo volveré millonario…
Estas líneas parecen extraídas del dialogo de una obra cinematográfica. Si vieron la película “Wall Street” (Para México se intituló “El poder y la avaricia”) de Oliver Stone, sabrán de lo que hablo. Sin embargo, también fue un “speach” muy común para promover valores. No encuentro algo nefasto en querer tener una fortuna, pero la manera más segura de formar un robusto patrimonio es trabajar. Adicional a eso, podemos poner nuestro dinero en un lugar donde tendremos la oportunidad de seguirlo acrecentado. ¿Dónde? La Bolsa.
Invertir en la Bolsa es un concepto un poco ambiguo. Hay que entender muy bien cómo funciona antes de tomar la decisión de poner nuestro patrimonio en el mercado de capitales. Existen muchas alternativas en ese mercado, que tiene como fin primordial que la oferta y la demanda de títulos tengan un orden, y en donde, además haya transparencia y certidumbre para quienes desean comprar y vender títulos, que principalmente forman parte del capital de una empresa.
¿Qué es una acción?
Podríamos empezar por entender qué no es una acción: Hay dos formas en que las empresas pueden hacerse de recursos. Una es emitiendo instrumentos de Deuda, que es un compromiso de pago a una fecha determinada con los tenedores que adquirieron ese título, eso es Deuda o Renta Fija.
La otra, y es la que nos atiende, es que una empresa emita títulos que forman parte de su capital social. Lo anterior permite a un inversionista comprarlos y así adquirir varios derechos. Es muy sencillo, cuando compras una acción te vuelves socio de la empresa, es decir, eres accionista, y en consecuencia el dinero que invertiste irá en paralelo al comportamiento de tu empresa.
¿Cuántas veces hemos escuchado que el primo de un amigo perdió dinero en la Bolsa?, ¿Es probable que eso haya ocurrido? Sí. Aunque también, para que esto aconteciera, el inversionista debió haber puesto todo el dinero en una sola acción, lo que no es una buena idea.
No importa que tan grande sea la empresa en la que deseamos invertir a través del mercado de capitales, siempre existirá la posibilidad de que quiebre. Por eso, la inversión en Bolsa debe de contemplarse como una herramienta para diversificar.
El año pasado cumplí 38 años. Cuento esto, porque si mi padre hubiera puesto el día de mi nacimiento 1 dólar en el índice norteamericano Nasdaq (En México se puede comprar a través del título: QQQ), esta cantidad se habría transformado al cumplir mis 38 primaveras en casi $5,000. Así de sencillo, ¿Qué se necesitó para que este número casi mágico saliera de la chistera?: Un plazo largo, no existe otra forma de combatir la volatilidad de los ciclos económicos. Todos los mercados son cíclicos. Todos bajan, pero nunca ha habido un mercado que no se recupere.
Vas al sastre ¿Y qué buscas? Que lo que te confeccione te embone perfecto. Eso mismo tendrá que hacer tu asesor financiero, lo ideal es que forme parte de una institución que tenga la experiencia necesaria para que le deposites tu dinero y tu confianza.
En conjunto, definirán si la inversión en el mercado de capitales es la adecuada para ti. Y si lo es, en qué proporciones y a través de qué instrumentos crear una estrategia para diversificarte.
Anímate, que no te digan, que no te cuenten.