Elegimos un lugar céntrico para desayunar, tenía algunos años que no lo veía por sus constantes negocios en Sudamérica. Era una mañana fría y nos acompañamos de un café en una amena plática de negocios y proyectos.
Justo cuando profundizábamos en los vaivenes de la economía hizo una pausa, tomó un sorbo de café y soltó una bala.
Edgar, tengo una teoría.
Ramón, financiero, hombre de familia y excelente conversador me explicó pausadamente.
El sistema financiero exige que gente joven le inyecte su vigor. Una gran cantidad de personas con edades jóvenes, son absorbidas por instituciones que necesitan profesionistas preparados y dispuestos a aprovechar las oportunidades que los mercados ofrecen.
Hasta ese momento la idea que Ramón estaba construyendo no definía rumbo.
Edgar, una gran cantidad de las personas que manejan el dinero en el mundo, nunca han vivido una crisis.
Los jovenes no vivieron las crisis financieras de décadas pasadas.
Entendido claro y fuerte. Quienes hoy tienen 28 años y están a punto de entrar en su tercera década de vida, no estaban ni cerca de terminar una carrera universitaria en finanzas o economía cuando le estalló al mundo una crisis hipotecaria que nos ha sumergido desde ese entonces en un oleaje que no nos permite respirar en calma.
La economía del planeta sobrevive a bocanadas.
Varios de mis colegas en áreas donde se gestionan portafolios de inversión o amigos y asesores financieros aprendieron en libros y en pláticas de sobremesa sobre las devaluaciones que le arrebataron el poder adquisitivo a millones de mexicanos. Para muchos Gestores de grandes fondos de inversión las historias de un peso al que se le arrebataron tres ceros suenan lejanas y no pueden hacer suyas las preocupaciones de quienes se inquietan por los recuerdos de las inflaciones que causaron estragos durante las décadas de los setentas, ochentas y la primera mitad de los noventas.
El INEGI hace algunos años publicó un dato interesante, las Casas de Bolsa suelen tener empleados bien pagados en proporción a las horas trabajadas, pero es uno de los sectores donde existe uno de los mayores índices de rotación de personal. Las exigencias en las instituciones financieras son enormes y quienes tienen las capacidades físicas para afrontarlas suelen ser apreciados por empresas ágiles que buscan reinventarse todos los días para afrontar las cambiantes condiciones que los mercados financieros.
Ramón se despidió con un apretón de manos y la promesa de vernos pronto. La semilla de su teoría quedó sembrada y desde entonces veo que quienes nos dedicamos a la asesoría financiera tenemos la obligación de hacer un ejercicio de memoria para evitar que el olvido provoque que tropecemos con las mismas piedras y también observo con inquietud que las nuevas generaciones de asesores y gestores de patrimonios puedan tener la capacidad de entender que solamente quién no conocen su historia está destinado a repetirla.