“Esas pérdidas se las voy a cobrar a Usted Don Edgar”.
Un poco entre risas, un poco en tono amenazante es como el Dr. Torrecilla con estas palabras me hizo sentir su nerviosismo por las enormes minusvalías que su inversión tenía en Febrero del 2009, los mercados bursátiles sufrían el momento más álgido de la recesión que empezó meses antes con la burbuja hipotecaria que le reventó en la cara al mundo.
¿Cómo afrontar una crisis cuando tengo inversiones?
Todas las explicaciones, todo el análisis técnico y fundamental no era suficiente para ponerle un piso a la reacción que los mercados tuvieron. Fuimos atropellados. Las juntas con el área de análisis y con los operadores de los fondos de inversión en un banco donde trabajé por aquellos días, eran un aquelarre de manos sudorosas y sonrisas nerviosas que buscaban explicar lo inexplicable de la ciencia económica, la oferta y la demanda no estaban correlacionadas: una multitud de inversionistas despavoridos habían salido a vender sus posiciones ante los malos datos del sistema financiero norteamericano y del otro lado no había quien comprara y quién lo hacía estaba al final del tobogán. Ningún dato cuadraba, todas las crisis son diferentes y esa en particular lo era. Las matemáticas básicas que aprendí en el Baldor no empataban con la realidad, los tratados bíblicos de Keynes, las tesis doctorales clásicas de Adam Smith no daban una pista de lo que acontecía y todos los gurús en inversiones guardaron sus cabezas debajo de la tierra.
Parecía que el mundo terminaba, los catastrofistas auguraban un mundo donde el “Amero“ pasaría del mito urbano a la realidad económica y la oz y el martillo renacerían de entre las cenizas Sí, se lo escuché decir a alguien: La caja de Pandora había sido abierta por el gran cerdo capitalista. Pero no. No fue así. Ni el momento actual lo será.
¿El mercado es voraz? Sí. Es una bestia y su tamaño es tan grande que es imposible la lucha de igual a igual contra él, empresas del tamaño de Lehman Brothers o del inventor de la Cámara instantánea: Polaroid, fueron masticados y tragados por una crisis.
En la naturaleza salvaje, la evolución ha compensado a los grandes depredadores de mayor tamaño con una fuerza superior, por el simple hecho de sus dimensiones merman su resistencia con el tiempo. Así funciona el ciclo económico. No hay crisis que dure ni nadie que la aguante, ni siquiera una crisis pueden resistir su peso sobre los hombros. Mil 400 millones de chinos empezarán, otra vez, a comprar bienes y servicios; al cabo de un tiempo el petróleo subirá de precio porque el mundo volverá consumir más hidrocarburos y el planeta no estará dispuesto a seguirse devaluando hasta el fin de los tiempos con la justificante no perder competitividad. Lo que hoy leemos en las noticias, mañana será tema de conversación entre economistas de moñito y mancuernillas, se escribirán libros explicando el momento actual y veremos una película en Netflix que hablará de estos días. La volatilidad pasará, la crisis mermará su fuerza, caerá de rodillas y luego se extinguirá, la enterraremos en el olvido. Y he aquí el pecado pero también la virtud del sistema, los mercados sí tienen memoria, pero los inversionistas y la codicia no la tienen. La codicia es tan impía como la crisis, pero engendra el némesis de la crisis: el auge, ambos antagonistas de la misma película, pareja dispar en donde necesitan el uno del otro para existir. Para quienes viven bajo los escombros de 8 años de desavenencias económicas, pueden estar seguros que hoy existe una región en el planeta, hay un sector de la economía, en donde ya se está incubando la parte del ciclo económico que nos traerá la sonrisa de regreso a todos.
Hay cientos de personas que en este momento ponen a sudar su cerebro con hipótesis de recuperación, habrá quienes le pongan día y hora a los tiempos imperfectos de los ciclos económicos, no lo sé, tal vez alguien haya tachado en su calendario el día correcto en que le daremos vuelta a esta página, pero quién sí tiene toda la certidumbre de lo que acontecerá es la historia, su sabiduría es cumulo de experiencia que me dice, que te dice a ti querido lector, puedes ir tranquilo, hoy vives en una de tantas crisis que existirán, pero en el mañana ya vive la recuperación y el auge que nos traerá de regreso a todos la alegría en los mercados.