Hace más de dos años, el Banco de México (Banxico) realizó una compra histórica de 100 toneladas del metal en el primer trimestre de 2011; saltando al escenario de los grandes Bancos Centrales que desde el año 2009 se habían convertido en compradores netos de oro para diversificar sus reservas, fuera de divisas como el dólar de EEUU, el euro o el yen, entre otras.
La compra de oro la hizo de una manera tan discreta, sin anuncios ni comunicado alguno de parte del Instituto Central, que parecía que no quería que nadie lo notase.
En su momento, criticamos esa actitud del Banxico, pero al tiempo conocimos que era una de los pocas decisiones acertadas que había tomado, desde el inicio de la crisis global en 2008. Más tarde, gracias a Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, pudimos ver que en 2012 casi el total del oro que se supone forma parte de los activos de Reserva de Banxico (cerca de 126 toneladas de oro), era mexicano solo en el papel: más del 94% está en Londres, menos del 1% en Estados Unidos y alrededor del 5% en territorio nacional.
La Auditoría Superior de la Federación le jaló las orejas a la institución que gobierna Agustín Carstens, pues al revisar la Cuenta Pública de 2011 detectó que nunca se había realizado siquiera una mínima inspección física de las 100 toneladas guardadas en el Banco de Inglaterra. En otras palabras, Banxico había adquirido puro oro imaginario, pues nunca se verificó la existencia de los lingotes.
Hoy sabemos que además la operación se efectuó a través del Banco de Pagos Internacionales (BIS) como intermediario, que de manera sospechosa le solicitó al Banxico no revelar ninguna información concerniente a las operaciones de la cuenta de oro que le administra; le pidió confidencialidad.
A estas malas noticias, se añade que el Banco de México (Banxico) acumuló el pasado agosto, el mes con mñas ventas de sus reservas de oro, con los que suman ya 16 meses consecutivos. Entre mayo de 2012 y agosto 2013, Banxico ha vendido más de 60 mil onzas de oro, lo que equivale a 1,9 toneladas. Por tanto, de las seis toneladas resguardadas en territorio nacional, ya solo quedan poco más de cuatro y contando el oro en papel, menos de 124 toneladas.
Por el momento, nos quedan las 120 toneladas de oro que nadie ha visto y que el Banco de Inglaterra le dijo al Banco de Pagos Internacionales que a su vez informara a Banxico, que los tiene en sus bóvedas en Londres. Por las que además, pagamos custodia.
En agosto la cantidad liquidada por Banxico según datos del Fondo Monetario Internacional, ascendió a más de tres mil onzas al precio promedio de 1.347,1 dólares la onza troy.
Cabe recordar que el precio del oro a nivel internacional, comenzó un ciclo de corrección a partir de septiembre de 2011, después de alcanzar su máximo histórico de 1.923,70 dólares. Banxico ha sido un pésimo inversor, porque además de tener apenas el 3% de sus reservas de oro en México, de manera inexplicable decidió comenzar malbaratar sus pocas tenencias físicas a precios más bajos, en lugar de reforzar su posición material adquiriendo el activo refugio para aprovechar su abaratamiento.
El Banco de México va en sentido contrario al de homólogos no alineados como Rusia y Kazajistán, que llevan 11 meses aumentando sus reservas. El primero añadió 12,7 toneladas en agosto, y el segundo 2,5 toneladas de oro.
Si nuestro Instituto Central continúa con su política de
mantener la mayoría de sus reservas en dólares y bonos del Tesoro estadounidense, lo pagaremos muy caro.
Pese a las especulaciones de si la Fed recortará los estímulos monetarios consistentes en imprimir 85 mil millones de dólares para inyectarlos a la economía, aunque lo cierto es que no lo puede hacer. Si quita ese alfiler a la economía de Estados Unidos, la llegada de una nueva e inevitable recesión se aceleraría.
EEUU continuará liderando la guerra de divisas (o el juego de la devaluación) en que los países están compitiendo para quitar valor a sus divisas imprimiendo billetes, para ganar competitividad. Es una pésima idea seguir acumulando reservas que en realidad no son tales, pues su tendencia imparable es a valer cada día menos.
Esa, es una colosal diferencia con el oro que, justo gracias a esa impresión masiva de divisas alrededor del mundo, recobrará con gran fuerza su mercado alcista luego de este “descanso”, y llegará muy por encima de su récord histórico vigente.
Doctor Carstens, es momento de corregir los errores.