El oro de países occidentales sigue fluyendo hacia el lejano Oriente, y en particular hacia China. Bloomberg y Reuters publicaron este lunes que las exportaciones de oro desde el Reino Unido hacia Suiza, en el primer semestre de 2013, fueron casi nueve veces superiores (797 toneladas) al total de exportaciones registrado durante 2012 (92 toneladas).
Aunque no se conoce el origen de ese oro, parece ser que una gran parte procede de las 1.300 toneladas que el Banco de Inglaterra hizo desaparecer de sus arcas en forma de préstamos entre febrero y junio, y que contribuyó al desplome de los precios al “inundar” el mercado de la materia prima.
Nos llama la atención que según cifras del departamento de estadísticas de Hong Kong, el flujo neto de oro recibido desde Suiza en la primera mitad de 2013 ascendió a 374 toneladas (ver gráfica de Koos Jansen).
De la gráfica extraemos que casi el 50% del oro importado desde Reino Unido fue a parar a China. Los chinos están utilizando como intermediario a Suiza, donde reside una parte importante de la capacidad de refinación del mundo, y lo han convertido ya en su principal proveedor.
En junio por ejemplo, ocurrió que la misma cantidad exportada por los suizos, 100 toneladas, es la que terminó por exportarse al continente. En total, durante el primer semestre de 2013 China importó 493 toneladas.
Miles de lingotes están llegando desde diversas procedencias a China, incluyendo por supuesto otros bancos centrales de Occidente. Los chinos están jugando un juego interesante, pues ellos saben de que el mercado del oro es un completo fraude cuando no se comercializa con metal físico: hay más “oro” papel del que es posible entregar materialmente.
A medida que ese engaño sea expuesto, es indudable que en Occidente se verán todo tipo de medidas injustas para castigar las tenencias físicas de oro, que podrían llegar, como ya ocurrió durante la Gran Depresión, a la expropiación. Vaya paradoja.
En los países que se presume son “democráticos y libres”, los gobiernos seguirán limitando cada día más las libertades, mientras que en Oriente se alienta desde el sector oficial la tenencia popular de dinero real de oro y plata. De ahí que para inversionistas en países como Estados Unidos y Reino Unido, lo más recomendable sea mantener sus monedas y lingotes fuera del territorio nacional ya que el riesgo de perder esta parte del patrimonio, es muy elevado.
La recomendación aplica también para gobiernos y bancos centrales de todo el orbe, como el de México, que muy confiados piensan que sus reservas de oro están “muy seguras” en bóvedas del Banco de Inglaterra o la Reserva Federal de Nueva York, sin siquiera haber comprobado su existencia o sin tener una lista de barras asignadas.
Se avecina un gran cambio en el sistema monetario global dónde el oro y la plata tendrán un rol fundamental. China lo sabe y por ello seguirán acumulando metales preciosos para darle sustento a su divisa, el yuan, hasta poder decretar algún día su libre convertibilidad. El camino que sigue el oro es la ruta del dinero real, y por tanto en vez de ignorarla, hay que seguirle los pasos.