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El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.

Woody Allen

 

Abordemos brevemente el eterno debate entre dos de los temas más atractivos en la historia de la humanidad: felicidad y dinero. De acuerdo a recientes estudios realizados por la Universidad de Princeton se ha determinado que el dinero, en efecto, no compra la felicidad, pero es de gran ayuda. De acuerdo al reporte de la prestigiada universidad en aquellos con un sueldo anual de más de 75 mil USD. El autor y Premio Nobel de Economía Angust Deaton, Premio Nobel de economía puntualiza, que el tipo de felicidad al que se refiere este estudio es un sentimiento de éxito y plenitud. Vayamos por pasos.

 

 

¿El dinero compra la felicidad?

 

John Wolfers, otro prestigioso economista, estuvo a la cabeza de un estudio que abordó el mismo tema y mencionó que los individuos con mayor riqueza son más felices que los que no tienen. El estudio no sólo se detuvo en los individuos, sino que trascendió a las naciones: Los países pobres suelen ser menos felices que los países ricos. En la medida que las naciones van enriqueciéndose adquieren mayores niveles de felicidad, es inevitable la relación que existe entre el concepto de felicidad y el dinero, de acuerdo al economista… aunque hace una pausa y cita: “Sin embargo, no sé si es el dinero lo que los hace felices. Tal vez sea la cantidad de oportunidades, la democracia, el respeto a la ley o tener mercados e instituciones políticas y sociales funcionales.”

 

 

El dinero compra la felicidad, Edgar Arenas

 

 

Este concepto: Felicidad. Es tan complejo como la mente humana, existen enormes diferencias que trascienden a la cultura, individuos, religiones, etc. y en consecuencia es muy complejo medirlo en dinero, pero hay una simpleza entre los caminos de ambos conceptos. Normalmente la carencia de recursos para cubrir las necesidades más básicas generan fuertes niveles de incertidumbre,  pero cada individuo es diferente y las necesidades cambian de acuerdo a cada cabeza. Es muy probable que la felicidad esté más relacionada con las expectativas y no con la necesidades. Existen muchos ejemplos de personas que tienen ingresos muy elevados y a pesar de eso no están conformes con lo que tienen.

 

La búsqueda de la felicidad es un camino que pudiera ser revelador ¿Cómo entender a individuos que tienen ingresos muy precarios y tienen índices elevados de felicidad? Un ejemplo de esto es el pequeño país de Nepal en donde la población tiene un ingreso percapita de los más bajos en el mundo y de acuerdo a varios estudios tienen un nivel de felicidad muy por encima de muchos países de los denomiados de primer mundo, aunque tampoco nos equivoquemos, no hay claramente una relación directa entre las carencias y la felicidad.

 

Creo que la mejor forma de medir la felicidad es a través de termómetro individual, cada uno de nosotros tiene muy bien definido qué cosas nos hacen felices y cuáles nos vuelven infelices. La mejor respuesta a este eterno dilema la tiene usted querido lector.

 

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