Es el año de 1639, el planeta está inundado de plata extraída de la Nueva España. Se han creado nuevas rutas comerciales que durante el virreinato transportarán 50 mil toneladas de plata hacia Europa y piratas de cuentos con loros en el hombro surcan los mares, diariamente se crean nuevos ricos y explota el comercio internacional. Es en este punto de la historia que nace la globalización.
La historia del mercado de Derivados.
En el norte del viejo mundo un pequeño país de tierras por debajo del nivel del océano se ha incubado y se teje lo que llegó a ser la ciudad comercial más rica y prospera que ha conocido hasta ese momento la historia: Amsterdam. La línea del tiempo sitúa a Holanda, como el país más rico de la Tierra que mantiene un control de más del 50% de los barcos sobre el agua. Con tanto dinero, los juegos de azar se convierten en la principal diversión de los ciudadanos holandeses que tienen el mejor producto bruto per cápita de la Europa del siglo XVII. Las alegres tabernas son el lugar donde se hacen los negocios que transforman la economía.
¿Los paisajes de Van Gogh serían lo mismo sin los tulipanes? Estas flores que llegaron de Turquía desarrollan sus rasgos más bellos y exóticos debido a un virus que ataca solamente a unos cuantos bulbos, razón por la que son escasos y complejos de cultivar. Aunque hoy en día estas hermosas flores son fáciles de obtener, en la Europa de hace 400 años los tulipanes más exóticos se vendían a un precio de 100 veces su peso en oro. Hay una regla: La riqueza trae consigo la llegada de nuevos bienes de lujo.
En esa mezcolanza de nuevos productos, de juegos de azar, de riqueza, piratería y comercio, nace un concepto que revolucionó al mundo: La especulación. En las cantinas holandesas, en medio de meretrices y naipes los comerciantes están inventando formas nuevas de ganar dinero. Entre sorbos pausados a los tarros de cerveza y con violines de fondo, los importadores de tulipanes no venden las semillas o los bulbos de tulipán. Venden el derecho a llevarse la cosecha del año siguiente. Nos encontramos ante la revolucionaria invención del primer mercado de futuros y derivados.
Actualmente cualquier producto agrícola se puede comprar o vender en un mercado de futuros, pero hace 377 años, este innovador concepto cambió la dinámica del comercio para siempre.
El mercado de valores y futuros cobra vida y agilidad en un santiamen. En tan sólo 30 días, durante el mes de noviembre de 1639 el precio de los títulos sobre los tulipanes ha aumentado su precio en un 400%. Hombres de a pie, artistas, artesanos, agricultores y cualquier hijo de vecino tiene la oportunidad de poner sus pocos ahorros en acciones de tulipanes. Un mes después, en diciembre de ese mismo año el precio de los tulipanes se ha multiplicado 10 veces respecto al de noviembre y para el 12 de diciembre el precio se ha vuelto a duplicar. Hasta aquel entonces solamente los ricos y nobles podían invertir en acciones, pero en los rupestres mercados de valores a viva voz de la Amsterdam del Siglo XVII cualquiera podía comprar y vender derechos sobre la compra de tulipanes. El mercado de valores se ha democratizado.
Así como Estados Unidos vivió una fiebre de oro y España de la Plata, Holanda se sumerge en una fiebre de tulipanes que empieza a inflar una burbuja.
¿Cuánto puede valer un tulipán? Respuestas pueden existir muchas, pero un tulipán sólo vale un tulipán, aunque si existen muchas personas que creen que puede valer una fortuna, cualquiera que tenga un tulipán podría volverse millonario.
Para principios de 1637 de nueva cuenta el precio de las flores se ha vuelto a doblar, pero mentes inquietas deciden hacer lo obvio: Toman sus ganancias y empiezan a vender sus acciones. Encontrar el momento adecuado para invertir y para desinvertirse es una de las cosas más importantes en una estrategia de inversión exitosa. Muchos holandeses que pensaron que el precio de las acciones seguiría subiendo por siempre y que no podían dejar pasar esta oportunidad siguieron comprando. La burbuja se tensó al filo del despeñadero.
El primer crack bursatil de la historia.
Y sin más ni más, el 3 de febrero de 1637 en una subasta de títulos de tulipanes la parte compradora se declara desierta. La caída fue rápida. En unos cuantos días el incipiente mercado de valores de Holanda colapsó. Simplemente todos se abalanzaron a vender y nadie quiso comprar, la burbuja explotó y los nuevos millonarios se derrumbaron sobre sus rodillas sin un clavo en la bolsa.
Contratos a futuro por los que unas semanas antes se desembolsaban más de 5 mil florines llegaron a valer cero. El mercado de valores presencia su primer auge y a las pocas semanas su primer crack financiero.
Aquel profesor que me contó esta historia, hizo una pausa prolongada, el silencio fue la mejor reflexión. En algunos casos la historia nos enseña el camino que no habremos de volver a recorrer, pero en economía es lo opuesto, nos muestra por dónde volveremos a caminar.
Twitter: @garoarenas