La cultura occidental y oriental enfrentan grandes diferencias en sus preceptos y estilos de vida, que responden a matices históricos y creencias culturales muy arraigadas. Ejemplos claros los encontramos en el idioma, escritura e incluso en barreras digitales que actualmente priva a muchos habitantes chinos de la libertad de expresión y el acceso a redes sociales comunes para el mundo.