Después del shock mundial que nos ha estremecido luego de la victoria de Donald Trump, es momento de recapitular todos los discursos de su campaña y prepararse en caso de que algunas de sus propuestas negativas pasen de un mal chiste a una realidad mundial, como sucedió con su triunfo.
China fue la palabra preferida de Donald Trump durante su campaña, lo cual puede augurar el fortalecimiento de sus relaciones políticas y comerciales o el deterioro permanente de negocios millonarios entre estas grandes potencias. Algunos de los temas que más agobiaban la mente del ahora presidente de los Estados Unidos fueron:
- Donald Trump acusó a China de tomar los puestos de trabajo de USA y tomar su dinero.
- Advirtió que estaría dispuesto a cortar las relaciones entre Estados Unidos y China por sus prácticas de negocio.
- Amenazó con imponer altos aranceles a las importaciones chinas.
- Culpo a China de ataques informáticos y de usar a Corea del Norte para propiciar antagonismo hacia Estados Unidos.
- Calificó a China como una amenaza importante para su país.
- En otra de sus declaraciones poco afortunadas, también se lamentó por la falta de una alfombra roja cuando el presidente Barack Obama visitó China en septiembre para la cumbre del G-20.
Afortunadamente, la situación actual de China, le permite ser ecuánime luego de escuchar todas las acusaciones, críticas y amenazas, ya que en dado caso que el gobierno de Trump tome acciones siguiendo los discursos de campaña, estará dando inicio a un duelo de titanes, lo cual también perjudicaría a su país en gran manera.
Mian Yang, director de la Comisión Académica de investigadores, ex vicepresidente del Instituto Chino de Relaciones Internacionales y consejero del Gobierno Popular Municipal de Shanghai, El Dr. Robert Kapp ex Presidente del Consejo Empresarial Estados Unidos-China y Wangen Ming, director del Centro de Estudios de América y vicepresidente de la Sociedad Americana de Shanghai, se reunieron en conferencia el 17 de noviembre en Shanghai International Studies University para hablar de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la tendencia de las relaciones entre China y Estados Unidos.
Se mostraron muy optimistas en lo que a la relación de estos dos países se refiere, hablaron sobre el impacto que les causó saber que muchos de los votos que le dieron el triunfo a Trump fueron de latinoamericanos y mujeres, aún después de haber realizado discursos de tipo sexista y en contra de las minorías de su país. Por otro lado dejaron ver la importancia de tener asesores capacitados durante su presidencia tomando en cuenta sus escasas bases en cuestiones políticas,
Más allá de sentirse amenazados consideran que es una oportunidad para que Estados Unidos reconsidere su participación en el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII), que fue fundado en Pekín en octubre de 2014, y cuyos objetivos principales son estimular la cooperación financiera en la región y financiar proyectos de infraestructura en Asia: desde la construcción de carreteras, aeropuertos, antenas de comunicación y viviendas económicas, siendo un hombre de negocios confían en que aproveche esta coyuntura durante su gobierno.
A pesar de los malos pronósticos, en Shanghai se respira un ambiente de confianza en que Estados Unidos preservará su integridad en las futuras decisiones, se espera que el presidente de los Estados Unidos evite probar los límites de la tolerancia. Y sobre todo respaldan las palabras del presidente chino, Xi Jinping, que ha invitado a Trump a un nuevo comienzo, basado en la cooperación y en la resolución de conflictos, resaltando el respeto mutuo, señalan que por el momento habrá que dedicarse a la agenda política interna
“por el momento no podemos juzgar, el tiempo nos mostrará la verdad”.
En conclusión, China está consciente de los desafíos que enfrentarán estas dos potencias, pero están seguros que podrán resolverlos y manejar cualquier diferencia o posible crisis
“luchar por lo mejor y prepararse para lo peor sería una sabia política en ambos lados”.