Este analista participó la semana pasada en la Monetary Innovation Conference celebrada en la ciudad de Phoenix, Arizona. La invitación la recibimos por parte de Keith Weiner, presidente del Gold Standard Institute de los Estados Unidos, a quien ya hemos entrevistado en Inteligencia Financiera Global.
En la conferencia, ocho expositores presentaron ponencias, entre ellas destacaron las del diputado local por el estado de Arizona, Mark Finchem, que propuso una iniciativa de ley para dar categoría de “moneda de curso legal” al oro y la plata. Pese a que fue aprobada por los legisladores, el gobernador Doug Ducey, la vetó sin mayores explicaciones, solo comento que era “inapropiada en este momento”.
Porque al Establishment del dólar no le interesa que iniciativas como la que propuso Finchem comiencen a proliferar en otros estados, esa es la señal más clara de que ese es el camino a seguir.
Iremos comentando a lo largo de la semana el resto de ponencias. Pondremos especial atención a la de Keith Weiner, con el título “La Innovación Monetaria del Interés”, y que comentaremos con mayor amplitud, dada su profundidad.
Este periodista comentó el tema de la monetización de la plata y la forma correcta de hacerlo en cualquier país.
Esta iniciativa –original del empresario Hugo Salinas Price -, reside en que la autoridad monetaria del país, determine un valor para la moneda de plata pura a emplear que sea levemente superior al del precio del metal precioso en el mercado internacional. Este valor tendrá que mantenerse sin cambios mientras que el precio de la plata no aumente, y en el momento en que lo haga, la autoridad monetaria deberá acomodar hacia arriba el valor fijado. Así, la moneda de plata “flotará” siempre, en especial, en mareas inflacionarias típicas de países en desarrollo. De esta forma, se preservaría el poder adquisitivo de los ahorradores, sin que importe cuánto corrompan la divisa local los gobiernos y bancos centrales.
Tenemos que aclarar que la moneda no tiene que llevar ningún valor nominal grabado en su anverso ni reverso. Si fuera así, generaría confusión entre los consumidores, y peor aún, si ese fuera su poder liberatorio, cuando el valor de la plata contenida en ella fuera superior al valor nominal, la población las apartaría de la circulación para fundirlas y conseguir ganancias. Esto fue lo que ocurrió con las viejas monedas de plata que circularon por todo el mundo hace unas cuantas décadas.
¿Y si, en vez de subir, el precio de la plata se derrumbará? Nada. El valor fijado de la plata monetizada permanecerá igual y la gente las podrá seguir utilizando sin problema.
Algo parecido ya pasa con las monedas actuales fabricadas con metales industriales: el valor nominal que tienen es superior al de su contenido metálico. Con este mecanismo que hemos propuesto nunca se tendría que modificar la composición o el tamaño de las monedas de plata, como sí ocurre –a causa de la inflación- con las monedas de metales básicos. Por eso, el Banco de México cambió las viejas monedas amarillas de 50 centavos, por las nuevas de acero inoxidable, más pequeñas y baratas.
Por la “Ley de Gresham”, que dice que el dinero “malo” echa fuera de la circulación al bueno –porque la gente prefiere gastar el primero y atesorar el segundo-, las monedas de plata no circularían mucho tiempo. El caso es que las personas tendrían el DERECHO de emplear la plata si quieren para pagar sus bienes y servicios. La demanda sería muy grande, ya que, sería la mejor forma de ahorrar para el futuro.
Esta propuesta que hemos comentado, llamó la atención de la gran parte de los asistentes que la desconocen, a pesar de ser gente del medio de los metales preciosos. Pero, fue muy bien acogida. La principal razón es que quedó presente que volver de golpe al patrón oro, es políticamente inviable, pese a ser lo correcto. La monetización de la plata, es un innovador “puente”, una transición entre el sistema 100% de dinero fíat (de papel, sin respaldo más allá de la deuda) y uno de dinero sólido.
El principal productor global de plata es México, por tanto, no sacar mayor beneficio de ello, es un despropósito. Deberíamos poner el ejemplo y ser los primeros en monetizarla. En el pasado ya se salvó a la banca con un multimillonario cargo al erario. Sería mejor que la gente prefiriera salvarse a sí misma con cargo a su ahorro, y dejar de saquearla por la vía del aumento de los impuestos y de los precios. Por tanto, el balón está en su cancha, Sr. Presidente.