En este blog le hemos mantenido al corriente de la abrumadora demanda de plata física de inversión, que ha forzado a casas de moneda como la estadounidense, austríaca, australiana, canadiense y británica, a tener que racionar sus ventas. Nunca antes había sucedido algo así con todas a la vez.
La semana pasada, el Instituto de la Plata (TSI) publicó que las ventas globales de monedas alcanzaron un máximo histórico de 32.8 millones de onzas troy en el tercer trimestre del presente año. Esto supone un crecimiento de 74 por ciento respecto al trimestre previo y de 94 por ciento contra el año anterior. Destaca sobre todo China con un incremento de 202 por ciento.
En algunos casos, las entregas se han pospuesto de tres a cuatro semanas.
El TSI anunció que aunque en menor grado, también ha habido escasez de barras de plata, en particular las de 1 y 10 onzas. En este producto, los retrasos para entregas llegaron a los 10 días en “casos extremos” como en Canadá y Estados Unidos.
Este incremento del apetito de los inversionistas sucedió sobre todo cuando los precios por onza cayeron por debajo de los 15 dólares entre julio y septiembre.
En el mercado de futuros la plata también tocó niveles de “escasez” a finales de agosto y durante el mes de septiembre. Esta falta de oro y plata es anómala, y se mide gracias a los indicadores exclusivos de la Nueva Escuela Austríaca de Economía (la Base y la Cobase). Ambos ya han sido explicados aquí.
Utilizando estos indicadores que comparan de diversa manera el precio al contado del metal con el del contrato de futuros activo, percibimos que gracias a las alzas del oro y la plata en octubre, la “escasez” en los dos ya ha desaparecido en forma acelerada. La backwardation (cuando el precio del contrato de futuros es más bajo que el precio al contado debido a la alta demanda) ha desaparecido ya este mes en ambos metales preciosos.
El jueves y viernes pasados, la plata superó los 16 dólares , mientras que el oro terminó la semana tocando un máximo de casi cuatro meses.
Desde el comienzo de la crisis de 2008-2009, la dupla de metales preciosos monetarios ha oscilado entre la abundancia y “escasez”. Por tanto, los inversores en valor, las “manos fuertes” (concentrados sobre todo en Asia), siguen sacando de la circulación monedas, barras, y lingotes a ritmos acelerados cada vez que los precios caen.
Cuando en cambio las cotizaciones comienzan a subir, las “manos fuertes” salen y otro grupo de tenedores de oro y plata llegan al mercado a aumentar la oferta física. Por ello, la “escasez” desaparece. Esto es indicativo que aún hay allá fuera “manos débiles” dispuestas a vender su tesoro a cambio de dólares a determinados niveles de precio.
Debido a esto que hemos comentado, es posible que en las próximas semanas ocurran de nuevo ataques intencionales en el mercado de papel con la intención de desplomar las cotizaciones. Así ha ocurrido anteriormente para deleite de los inversores en valor.
En Occidente no se dan cuenta del daño que se autoinfligen al permitir que los asiáticos estén vaciando los almacenes de oro y plata para llevárselos a casa, de donde nunca regresarán. Por eso, el mercado americano se ha convertido en uno de oro y plata de papel, mientras en China, predomina el comercio en físico.
Se contempla una tendencia clara hacia una backwardation permanente, que implica que las “manos fuertes” se habrán llevado casi todo el oro y la plata físicos disponibles. Dado que no los han adquirido para especular, para revenderlos más tarde a cambio de dólares o otras divisas, sino como medida de protección contra el colapso del sistema monetario, alcanzaremos una situación en la cual será casi imposible efectuar un cambio de dólares por metal precioso. Nadie soltará su seguro financiero, al igual que nadie hubiese vendido tampoco su bote salvavidas en el Titanic.
Dicho de otra forma, no importa qué barato sea el metal en un contrato de entrega a futuro con respecto al precio al contado, porque los inversores no aceptarán el papel porque saben que el “pago” ya no será posible hacerlo con metal al vencimiento, sino solo en divisa, justo cuando todo el mundo la esté repudiando.
Esto empoderará a los tenedores de oro y plata físicos, que optarán por negociar directamente el cambio por ellos (trueque). Los que estén dispuestos a aceptar divisas lo harán a precios que hoy nos parecerían ridículos.
Cuando las cotizaciones vuelvan a bajar, será momento de seguir acumulando.