Esta semana fue destacable en México la trama de espionaje desvelada por el ex analista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Edward Snowden, que gracias a nuevas revelaciones dadas por el semanario alemán Der Spiegel.
Las declaraciones indican que Estados Unidos llegó a espiar además de al entonces candidato Enrique Peña Nieto, al ex presidente Felipe Calderón, cuando se encontraba en funciones, a la propia canciller alemana Angela Merkel, y en 2006 a más de 35 líderes mundiales, hecho que The Guardian confirma.
Ya se ha comentado ampliamente al respecto, pero preocupa que aquí algunos actores políticos parecen no darle la importancia que tiene. Es el caso del coordinador parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, Silvano Aureoles, quien aunque condenó el espionaje, se conforma diciendo que “hagamos lo que hagamos, los vecinos nos seguirán espiando”.
Vaya, como si eso le quitara gravedad al asunto. Se parece mucho a la respuesta que han dado desde el propio gobierno norteamericano al decir que bueno, es algo que hacen todos los países.
Al final ocurre lo que dice el dicho popular: “Mal de muchos, consuelo de tontos.”
Es fundamental entender que aunque es sabido que el gobierno de Obama no dejará de espiar no solo a otros países, sino que a los mismos ciudadanos americanos, no está de más exigir una investigación a fin de defendernos de esos ataques a nuestra soberanía, tal como hizo el presidente Enrique Peña Nieto.
Por el lado la diplomacia, está claro que la respuesta serán excusas e hipocresías como las ya comentadas por Barack Obama y por el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, prometiendo que no espiarán más al país, siendo puras mentiras.
Pero si partimos de esa premisa, el siguiente paso a dar es que el gobierno mexicano y la Cámara de Diputados comiencen a destinar recursos presupuestales –los que sean necesarios, para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y o software propios, mexicanas y propiedad del gobierno, que permitan codificar las comunicaciones entre funcionarios de alto nivel, y proteger la información estratégica y de seguridad nacional de nuestro país.
Si bien no es un proceso sencillo ni rápido, comprar tecnología extranjera, por muy avanzada que sea, nos deja en una situación de indefensión ante los gobiernos de ese país o particulares dueños de la empresa, que podrían realizar con comodidad escuchas e intervenciones ilegales sin problemas.
Debemos reconocer que la postura del gobierno de la República se ha endurecido y eso es muy positivo, pero no debe quedarse en la simple inconformidad o apostar a que el tema desaparezca de la escena informativa. Tampoco hay que limitarse a buscar culpables aquí, pues lo más importante es corregir esos errores en el futuro.
En México se está realizando reformas de gran calado, y la reforma eléctrica, la de mayor tamaño, está aún discutiéndose. Muchos son los intereses en juego, y lo menos que podemos hacer es proteger los nuestros, a fin de evitar que haya filtraciones y extranjeros jueguen con ventajas.
Con el espionaje de la petrolera brasileña Petrobras, Estados Unidos mostró que el sistema de espionaje existe por motivos de seguridad y sin duda alguna, podrían estar haciendo lo mismo con Pemex u otras dependencias mexicanas.
Como dicen los documentos internos citados por Der Spiegel, los datos secretos y privilegiados que obtuvieron les dieron a los políticos estadounidenses la posibilidad de conducir pláticas exitosas en diversos asuntos, y hasta planear inversiones internacionales, dejándonos en desventaja.
En una realidad en la que se accede fácilmente a la información, serán muchos los que consideren que la soberanía es cosa del pasado y que no tiene importancia, pero la realidad es que es un valor que se debe defender y preservar.
En este sentido, México debería sumarse a los esfuerzos conjuntos de Alemania y Brasil, que según Foreign Policy, se han reunido ya para que Naciones Unidas adopte una resolución que promueva el derecho a la privacidad en Internet, en clara respuesta a las acciones de la NSA.
Tal como ha podido experimentar la canciller alemán Ángela Merkel, con temas de seguridad nacional e inteligencia no se puede confiar en nadie ni existen los amigos.
Por eso mismo, el interés superior de México debe prevalecer, y no podemos quedarnos cruzados de brazos esperando a que otras naciones hagan algo para protegernos. Sino más bien al contrario, la mejor defensa es desarrollar armas tecnológicas propias, a fin de evitar sufrir las consecuencias de un espionaje.