No buscando dogmatizar a la práctica del asset allocation, los datos nos revelan que los activos de mercados avanzados, como el americano, han tendido a retribuirles retornos crecientes a través del tiempo a aquellos inversionistas que predican la paciencia.
En los últimos 97 años, el 67% de las veces el S&P 500 cerró positivamente (>0%), registrando un retorno promedio anual de 18.84%. Ahora, considerando esas 65 veces como el universo base, de los 5 rangos analizados, el 35% de las ocasiones se ubicó dentro del intervalo de 10% a 20%, anotando un retorno medio de 14.76%, siguiéndole con el 29% de los años positivos el intervalo de 20% a 30% con un retorno promedio del orden 25.26% y, finalmente, con el 22% de los periodos verdes el intervalo de 0% a 10% con una retribución media de 4.93% (Figura 1).
¿Quiere más datos?
Bajo una óptica general, desde hace casi 1 siglo, el referencial bursátil americano se encuentra oscilando en una tendencia primaria de tipo alcista. De enero de 1928 a diciembre de 2024, el 52.33% de las sesiones bursátiles ha cerrado en números verdes. Asimismo, si clasificamos el desempeño del índice por tipo de tendencia, en ese lapso, ha atestiguado más bull markets que bear markets, 25 contra 20 (Gráfica 1).
Si bien coexiste cierta descorrelación entre la economía y la Bolsa, guardan un pequeño grado de relación, pues al final ambas dependen de los agentes económicos, y tanto el Producto Interno Bruto (PIB) como las ganancias del S&P 500 no han hecho otra cosa que subir (Gráfica 2).
¿Qué esperan los analistas para este año?
Considerando la media de los pronósticos de 6 instituciones financieras, se esperaría que el S&P 500 se sitúe en niveles superiores a las 6,610 unidades, lo que resultaría en un retorno positivo anual del orden de aproximadamente 12.40% (Gráfica 3).
De cumplirse la estimación de los analistas, éste sería el tercer año consecutivo que el índice bursátil cierra con alzas.
Dicho esto, algo que caracteriza a las ganancias anuales del S&P 500 es que, generalmente, éstas no se limitan exclusivamente a un solo ejercicio anual, sino que se expanden a más de un año. Haciendo un recuento, de los 65 años alcistas, sólo 4 (barras azules) han hecho excepción a la regla, y, en cuanto al resto, se han concentrado en periodos de 2, 3, 4, 5 y 8 años (Gráfica 4).
En ese sentido y retomando lo mencionado dos párrafos antes, venimos de un año (2024) que marcó el segundo ejercicio consecutivo de ganancias de doble dígito; 23.31% y 24.24% (2023). A esto, la primera pregunta podría ser qué tan probable es que prosiga la tendencia (Tabla 1).
Analizando las agrupaciones de bienios y trienios (exceptuando por supuesto la más reciente), en conjunto, suman 13, siendo más las segundas por 1. Enfocándonos en los retornos (de doble dígito), nuevamente, se posicionan los trienios por 1. Otra característica interesante es que el retorno medio de los años previos a las agrupaciones fue de dos dígitos para los bienios y de uno para los trienios; venimos de uno de doble dígito, de -19.44% al cierre de 2022.
Sintetizando, con la información histórica resulta complicado definir qué sucederá; sin embargo, al revisar el retorno promedio obtenido al tercer año, lógicamente, destaca el de los trienios, de 14.06% a nivel global y de 12.49% en periodos que le precedieron con doble dígito (como es el caso de 2023 y 2024), cifra que se acerca al pronóstico del mercado de 12.40%.
Un factor que podría desalentar las expectativas es la relación precio/utilidad (PER, por sus siglas en inglés) del S&P 500, de 30.63x las ganancias futuras, y de 59.18x para el top 7 de las empresas con mayor ponderación en éste (Gráfica 5).
En conclusión, nos encontramos en un mercado caro.
Más allá de los aspectos cuantitativos y fundamentales, algo que será importante medir en el corto plazo es el impacto en las empresas de las políticas que el gobierno americano entrante impondrá, las cuales hasta cierto punto y dada la experiencia previa, buscarían incidir para bien en la Bolsa americana.
Por lo pronto, seamos sigilosos.
En los últimos 97 años, el 67% de las veces el S&P 500 cerró positivamente (>0%), registrando un retorno promedio anual de 18.84%. Ahora, considerando esas 65 veces como el universo base, de los 5 rangos analizados, el 35% de las ocasiones se ubicó dentro del intervalo de 10% a 20%, anotando un retorno medio de 14.76%, siguiéndole con el 29% de los años positivos el intervalo de 20% a 30% con un retorno promedio del orden 25.26% y, finalmente, con el 22% de los periodos verdes el intervalo de 0% a 10% con una retribución media de 4.93% (Figura 1).
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Bajo una óptica general, desde hace casi 1 siglo, el referencial bursátil americano se encuentra oscilando en una tendencia primaria de tipo alcista. De enero de 1928 a diciembre de 2024, el 52.33% de las sesiones bursátiles ha cerrado en números verdes. Asimismo, si clasificamos el desempeño del índice por tipo de tendencia, en ese lapso, ha atestiguado más bull markets que bear markets, 25 contra 20 (Gráfica 1).
Si bien coexiste cierta descorrelación entre la economía y la Bolsa, guardan un pequeño grado de relación, pues al final ambas dependen de los agentes económicos, y tanto el Producto Interno Bruto (PIB) como las ganancias del S&P 500 no han hecho otra cosa que subir (Gráfica 2).
¿Qué esperan los analistas para este año?
Considerando la media de los pronósticos de 6 instituciones financieras, se esperaría que el S&P 500 se sitúe en niveles superiores a las 6,610 unidades, lo que resultaría en un retorno positivo anual del orden de aproximadamente 12.40% (Gráfica 3).
De cumplirse la estimación de los analistas, éste sería el tercer año consecutivo que el índice bursátil cierra con alzas.
Dicho esto, algo que caracteriza a las ganancias anuales del S&P 500 es que, generalmente, éstas no se limitan exclusivamente a un solo ejercicio anual, sino que se expanden a más de un año. Haciendo un recuento, de los 65 años alcistas, sólo 4 (barras azules) han hecho excepción a la regla, y, en cuanto al resto, se han concentrado en periodos de 2, 3, 4, 5 y 8 años (Gráfica 4).
En ese sentido y retomando lo mencionado dos párrafos antes, venimos de un año (2024) que marcó el segundo ejercicio consecutivo de ganancias de doble dígito; 23.31% y 24.24% (2023). A esto, la primera pregunta podría ser qué tan probable es que prosiga la tendencia (Tabla 1).
Analizando las agrupaciones de bienios y trienios (exceptuando por supuesto la más reciente), en conjunto, suman 13, siendo más las segundas por 1. Enfocándonos en los retornos (de doble dígito), nuevamente, se posicionan los trienios por 1. Otra característica interesante es que el retorno medio de los años previos a las agrupaciones fue de dos dígitos para los bienios y de uno para los trienios; venimos de uno de doble dígito, de -19.44% al cierre de 2022.
Sintetizando, con la información histórica resulta complicado definir qué sucederá; sin embargo, al revisar el retorno promedio obtenido al tercer año, lógicamente, destaca el de los trienios, de 14.06% a nivel global y de 12.49% en periodos que le precedieron con doble dígito (como es el caso de 2023 y 2024), cifra que se acerca al pronóstico del mercado de 12.40%.
Un factor que podría desalentar las expectativas es la relación precio/utilidad (PER, por sus siglas en inglés) del S&P 500, de 30.63x las ganancias futuras, y de 59.18x para el top 7 de las empresas con mayor ponderación en éste (Gráfica 5).
En conclusión, nos encontramos en un mercado caro.
Más allá de los aspectos cuantitativos y fundamentales, algo que será importante medir en el corto plazo es el impacto en las empresas de las políticas que el gobierno americano entrante impondrá, las cuales hasta cierto punto y dada la experiencia previa, buscarían incidir para bien en la Bolsa americana.
Por lo pronto, seamos sigilosos.