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Ajustes y desajustes

Cuando hablamos de portafolios de inversión, indirectamente, estamos hablando de perfiles de inversionista, así como de objetivos y de estrategias

A razón de ello, el asesor financiero debe ser muy precavido y meticuloso en cada una de las etapas que comprende la gestión del portafolio, desde la perfilación, el asset allocation y el rebalanceo. Hablemos de este último. 

El rebalanceo es un proceso mediante el cual se busca ajustar y refinar la distribución de los componentes de la cartera (activos financieros y/o activos no financieros) con la finalidad de asegurar el cumplimiento de las metas financieras en el plazo determinado dado cierto nivel de riesgo.


Tradicionalmente, los inversionistas institucionales, por su infraestructura y su misión de salvaguardar el capital de sus clientes, poseen metodologías estandarizadas, y, por consiguiente, más precisas que las de los inversionistas minoristas; no obstante, éstos, a partir de un seguimiento sólido y constante, podrían lograr, en términos de eficiencia, equiparar su proceso de rebalanceo al de sus pares (Tabla 1):
 
  • I. Redefinir cuál es el fin único de la cartera, ¿ahorro para el retiro?, ¿recreativo (vacaciones)?, ¿financiamiento de la educación universitaria?, ¿adquirir un bien mueble o inmueble? O bien, ¿emprendimiento de un negocio?

  • II. En sintonía con el punto anterior, una vez clarificado el fin será mucho más sencillo determinar la temporalidad y el tipo de activos e instrumentos que jugarán en la reestructura. No es lo mismo reinvertir en bonos que en acciones o criptomonedas.

  • III. Particularmente, al tratarse de metas financieras cuyo horizonte temporal descanse en el largo plazo, se esperaría, por naturaleza (y estrategia), que nuestro apetito por riesgo sea cada vez menor, por lo que, con el pasar del tiempo, se sobreponderarían activos de bajo riesgo (o defensivos) por encima de los de alto riesgo.

  • IV. De origen, al momento de construir un portafolio, debe establecerse el peso que tendrá cada activo (a partir del perfil de inversionista y los objetivos financieros), lo cual hará facilitará la tarea de reasignación (más adelante se muestra un ejemplo concreto).

  • V. Si bien no existe una regla general que nos indique cada cuándo debe ser rebalanceada una cartera de inversión, es primordial que se defina una periodicidad, la cual puede ser semanal, mensual, bimestral, trimestral, semestral o anual.

  • VI. Tomando como base el cuarto criterio, es esencial que se establezca un nivel de tolerancia para cada componente, sobre todo para los instrumentos de renta variable, pues su volatilidad podría desbalancear la proporción de los instrumentos de renta fija. Los expertos recomiendan tomar accionables cuando los valores se desvíen un 5% o más del objetivo.

  • VII. Recordemos que el mercado es cíclico, significando que se deberán hacer movimientos en pro de las tendencias y la preservación del capital.

Cada cartera es un mundo, por lo que le propongo revisar 2 casos prácticos.


Comencemos analizando el portafolio 60/40 (Tabla 2): 

El punto toral será la medición de los pesos de cada componente para que, en caso de notar alguna diferencia con respecto a los parámetros originales, realizar los ajustes pertinentes

En materia de ajustes, hay un sinfín de formas de requilibrar un portafolio, pero la más común consiste en deshacerse de las posiciones que se desviaron al alza con el objeto de compensar el desajuste. En este caso se vendió el excedente de las acciones para comprar el faltante en bonos. 

Como es sabido, toda transacción conlleva al pago de comisiones y de impuestos, resultando de suma importancia apoyarse de un buen contador para, en determinado momento (del mismo modo que suelen hacerlo los inversionistas institucionales), establecer una estrategia de recolección de pérdidas fiscales (hecho que hasta un determinado grado contribuiría con la aminoración del desequilibrio)

Por último, pero no menos importante, llevar un registro formal de cada una de las operaciones, al tiempo que se activan alertas de precios que permitan contar con un seguimiento eficaz de la cartera.


El segundo caso práctico alude a un portafolio cuya estrategia medular abarca una ventana temporal corta (Gráfica 1): 

Si se compara contra el caso anterior, teóricamente, tanto la gestión como el rebalanceo, es menos compleja, pues prácticamente se ajustará al momento en que las posiciones (largas o cortas) se cierran.

Poniéndole un ejemplo verídico, el pasado 2 de julio, en este espacio le hablé sobre las características que debe cumplir una estrategia de inversión de corto plazo, para lo cual me apoyé de la exposición de 3 casos de acciones mexicanas. En un lapso de 18 días (24 de junio al 12 de julio), teniendo exposición en dicho trío se lograría obtener un retorno promedio de 12.96%, lo que significa que una inversión de MXN$ 100K habría redituado MXN$ 12,960

Ahora, lo que se proseguiría a hacer es colocar ese monto (MXN$ 112,960) en una nueva posición o conjunto de posiciones que tengan un potencial de retorno interesante, y una vez alcanzado, repetir nuevamente la misma operación. 

¿Usted, cómo calibra su portafolio de inversión?

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