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Lento pero seguro

No hay duda en que nos encontramos ya en la última faceta del episodio de apretamiento monetario más álgido de la historia moderna de México, ni tampoco en que el nuevo ciclo de recorte de tasas no será constante, sino por el contrario, se caracterizará por ser pausado y lento. La verdadera interrogante se centra en cuándo iniciará y hasta qué nivel llegará la tasa objetivo.


El dato más reciente del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) reveló que la inflación general volvió a acelerarse por tercer mes consecutivo en enero, esta ocasión en el orden de 0.89%, la mayor variación mensual desde junio de 2022 y para un mismo mes desde 2017, para ubicarse en una tasa anual de 4.88%, y, que el componente no subyacente anotó su avance mensual más elevado desde noviembre de 2021, de 2.37%, con lo cual registró la tasa anual más elevada de los últimos 11 meses, de 5.24%; sin embargo, el componente subyacente acumuló 12 meses al hilo de moderación, anotando un crecimiento mensual de 0.40% y anual de 4.76%, el menor desde agosto de 2021 (Gráfica 1).


Pese a que el balance de riesgos para la inflación se mantiene sesgado al alza, elevándose las estimaciones de la inflación general para los primeros 3 trimestres del año, los concernientes a la inflación subyacente se mantuvieron estables (en línea con la última cifra), incluso disminuyeron en 100 puntos base para el 1T24, pasando de 4.70% a 4.60% (Tabla 1).

En ese sentido, para muchos, el anuncio de política monetaria del Banco de México (Banxico) del 8 de febrero de 2024 fue catalogado como el más dovish de las últimas 2 reuniones, recordando que desde noviembre se cambió la tónica del próximo movimiento de la tasa de interés bajo la acentuación que se mantendría sin movimiento «durante un tiempo prolongado» en lugar de «por cierto tiempo», empleada por 4 veces contiguas, y, ahora, el discurso recae «en las siguientes reuniones evaluará, en función de la información disponible, la posibilidad de ajustar la tasa de referencia».


Partiendo del punto anterior, dicha afirmación, constata, de algún modo, la estimación de diversos analistas (incluyéndome) en que la primera bajada de tasas será de un cuarto de punto y se suscitará tan pronto como el próximo 21 de marzo (Tabla 2).


Hablando del nivel en el que se situará la tasa de referencia al cierre del año, los pronósticos medianos más recientes indican 9.50%, significando una diferencia de 175 básicos con respecto al nivel actual, 11.25% (Gráfica 2).

No obstante, y como en todo análisis económico serio, nada debe ser obviado y mucho menos descontado (aunque el S&P/BMV IPC ya lo haya hecho), pues hay muchas variables alrededor que podrían jugar en contra, por mencionarle dos que se vislumbran en el horizonte de corto plazo, una tergiversación del comportamiento de la inflación no subyacente, la cual podría presentar episodios de mucha inestabilidad a razón de factores climatológicos y políticos, y, la decisión resultante del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) en su reunión de marzo.

La lucha contra la inflación sigue en pie.

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