El encargado de crear los billetes que usamos en la vida cotidiana es el Banco de México, creado en 1925. Aunque al principio no le correspondía la elaboración de billetes y monedas (ya que se compraban a una compañía estadounidense llamada American Bank Note Company, por lo cual los billetes antiguos tenían mucha similitud con los dólares en cuanto diseño), a partir de 1969 se comenzaron a imprimir en nuestro país en la Fábrica de Billetes del propio Banco.
El Banco de México no es comercial, como lo puede ser BBVA o Banamex, ya que tiene funciones como el diseño y emisión de billetes y monedas, el control de política monetaria y poner reglas a los integrantes del sistema financiero (bancos, casas de bolsa, etc.) para que hagan su trabajo correctamente.
Hay múltiples razones por las cuales hay necesidad de imprimir dinero, la primera es la demanda; es decir, cuánto dinero en efectivo requiere la población para llevar a cabo sus actividades económicas; la segunda es el reemplazo de los ejemplares dañados, así como los que son muy antiguos o cuando salen versiones actualizadas de cierta moneda o billete y se requiere mantener el nivel de inventario, es decir, la cantidad de dinero disponible para todos. Esto se realiza con una planeación anticipada a cargo de la misma institución, por lo que no solo ponen la maquina a imprimir sino que es todo un proceso y toma de decisiones.
Aunque es probable que a ninguno de nosotros le ha tocado pasar por una situación donde no hay dinero en efectivo, debemos saber que la cantidad de billetes es limitada. Con base en datos del Banco de México el 8 de junio de 2020, circularon, en total, 1,852,689.30 millones de pesos, esto gracias al público, los bancos comerciales (privados) y la banca de desarrollo (bancos del gobierno).
Pero, ¿por qué no se pueden imprimir más billetes si tenemos la fábrica y, así, todos tendríamos el dinero que necesitamos? Esta sería una solución que todos pudimos pensar alguna vez, pero hay que tomar en cuenta que entre más dinero se encuentre en circulación, provocará un efecto al que llamamos inflación, que también es provocado (en menor parte) por la demanda o aumento de costos de producción de productos.
La inflación es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionada con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian. Todos hemos visto este fenómeno; pongámonos a pensar cuánto costaba un refresco cuando éramos pequeños y cuánto cuesta el día de hoy. Este aumento de los precios ocasiona que el valor del dinero sea menor, ya que esos 100 pesos que tenías hace 15 años no pueden comprar lo mismo en la actualidad, seguramente necesitarás 200 pesos, por decir una cantidad.
Aunque la inflación no es del todo mala, ya que algunas teorías económicas plantean que una inflación anual que esté entre 2 y 3% es buena para la economía, ya que impulsará a los agentes económicos (empresas, hogares y gobierno) a gastar y a pedir créditos que también tendrán una tasa de interés baja.
Sin embargo, en una situación donde la inflación sea muy alta (como en Argentina), los efectos de la inflación harán que los precios de los bienes y servicios aumenten demasiado y que el banco central del país tenga que intervenir aumentando la tasa de interés y bajando la producción de dinero nacional.
