El rendimiento de una inversión tiene que ver con tres factores: el tiempo de vencimiento, la tasa de inflación esperada y la incertidumbre de los pagos futuros.
Mientras los pagos futuros sean más inciertos, la inversión tendrá un mayor riesgo y exigirá un mayor rendimiento para que los inversionistas estén dispuestos a arriesgar más. Por lo tanto, a mayor riesgo, se espera un mayor rendimiento.
Como el riesgo no siempre es el mismo, podrás elegir tu inversión de acuerdo a cuánto estás dispuesto a arriesgar.
Estos son algunos de los riesgos más comunes al invertir en fondos:
Riesgo de Mercado
Es el riesgo derivado de cambios en las condiciones del mercado como tasas de interés o tipo de cambio, lo que podría impactar positivamente o negativamente en el precio de los fondos.
Riesgo de Crédito
Surge por la posibilidad de que algún emisor de un activo del fondo no cumpla con sus obligaciones de pago.
Riesgo de Liquidez
Es el riesgo generado por el mercado secundario, es decir, el mercado en el cual se realiza la compraventa de los valores que ya están en circulación. Consiste en la pérdida potencial por la venta anticipada o forzosa de activos de los fondos a descuentos inusuales para hacer frente a sus obligaciones
Riesgo Operativo
Se genera por un control interno inadecuado o fallas en las operaciones o en el manejo de la información, por resoluciones administrativas y judiciales adversas, fraudes o robos, que podrían provocar pérdidas directas o indirectas de capital. Este riesgo comprende, entre otros, al riesgo tecnológico y al riesgo legal.
Para lograr un balance adecuado entre el riesgo y el rendimiento, existe la diversificación, que consiste en integrar diferentes clases de valores al portafolio de inversión.
Al invertir en más de un tipo de instrumento, se disminuye el riesgo y tu inversión estará mejor protegida contra las caídas inesperadas del mercado.