China es el máximo consumidor global de oro bajo estadísticas oficiales, que son las que registra el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés). Según ellas, en 2015 la demanda de los consumidores chinos continentales alcanzó las 984.5 toneladas (t), aunque los retiros de la Bolsa de Oro de Shanghái (SGE) revelan que ese dato está subestimado.
Dichos retiros sumaron un impresionante total de 2,596 t el año pasado, y las importaciones netas alcanzaron las 1,550 t. Algo no cuadra con las menos de mil toneladas que publican las instancias oficiales.
En este sentido, como ha explicado el analista Koos Jansen, de Bullionstar.com, en su reciente reporte The Great Physical Gold Supply & Demand Illusion, el precio del oro está determinado en mayor medida por la oferta y demanda institucionales de los grandes inversores privados, pero esta información no es registrada por las firmas consultoras especializadas –como Thomson Reuters GFMS o el propio WGC-, debido a la dificultad para contar con ella. La mayoría es confidencial y pertenece sólo a personas y empresas.
Así, la categoría más grande e importante para el registro de las transacciones de oro ya existente sobre la Tierra, queda hecha a un lado. El resultado es que las estadísticas que usan la mayoría de analistas es incompleta.
Como quiera, en China la tenencia de oro entre los ciudadanos es alentada desde el gobierno, como en este espacio le hemos informados desde hace varios años.
En la parte oficial, el oro forma una parte central en la estrategia de Beijing por consolidar la internacionalización del renminbi (yuan) como una divisa de reserva. No olvidemos que de hecho, ya forma parte de la canasta de divisas de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde el 1 de octubre pasado.
China es pues, una potencia en ascenso que consolidará su nuevo liderazgo de la mano del oro conforme avancemos en el Siglo XXI.
Sin embargo, el ascenso a la cumbre no está libre de obstáculos. Producto de la crisis y Gran Recesión de 2008-2009, el gobierno chino comenzó de manera errónea una serie de “estímulos” económicos al más puro estilo occidental: expandiendo el crédito de manera brutal.
El esfuerzo fue tal que superó lo realizado por todos los grandes bancos occidentales más el de Japón, juntos. A causa de ello, han inflado una de las burbujas más grandes de la historia –en especial en bienes raíces-, y las hojas de balance de sus bancos se han llenado de basura disfrazada de “activos”.
China está en serios aprietos y el mercado lo sabe. No es nada casual entonces que desde 2014 el yuan sufra enormes presiones devaluatorias frente al dólar (ver gráfico), que han arrastrado también a otras monedas de países emergentes. A las autoridades de ese país no les queda de otra que ceder y eventualmente liberalizar el mercado cambiario, todavía tan restringido.
¿Qué tiene que ver todo esto con el oro, su precio y su demanda? Todo. Al ser el oro el activo refugio por excelencia contra la inflación y las devaluaciones, podemos esperar que el apetito de los chinos por el rey de los metales alcance proporciones inimaginables, pero sin duda, mucho más grandes de lo que ya de por sí son.
Desde luego, me refiero a demanda física, que es la que importa, y es la que da un sólido fundamento al precio del oro en el mediano y largo plazos. Una gran inversión en valor.
Sí, ahora es el turno del yuan, pero tarde o temprano el dólar también sufrirá su propia burbuja que más tarde explotará. Y es que cuando llegue la próxima gran e inevitable crisis y recesión, el público probablemente huirá primero hacia el refugio que conoce, que es la divisa estadounidense.
Decir que el dólar se inflaría en burbuja es lo mismo que decir que todo lo demás se abarataría con respecto a él, incluyendo al oro. En Occidente se le ningunea, pero en Asia estarán más que gustosos de cambiar sus jugosas reservas de dólares por oro a precios de remate, en anticipación a un nuevo sistema monetario post-dólar en el que el metal precioso jugará un papel central.
En suma, el “toro” alcista del mercado oro está más vivo que nunca, y la devaluación del yuan, le dará aún más fuerza.