Según el artículo 2 de la Ley del Banco de México (Banxico), el objetivo del instituto central es la provisión de moneda naciona a la economía mexicana con el fin de asegurar la estabilidad del poder adquisitivo del peso mexicano. En definitiva, el objetivo es controlar la inflación. Además, según indica el artículo 3 en la fracción I de la misma Ley, las funciones de Banxico son regular la emisión y la circulación del peso mexicano.
Si revisamos las cifras de expansión de la Base Monetaria (BM), se puede observar como el total de billetes y monedas que hay en circulación y los depósitos bancarios por cuenta corriente en las diferentes instituciones de crédito del banco central, han crecido desde el año 2000 al 2013, una tasa media del 12.1%. Si el crecimiento en promedio sigue ese ritmo, la Base Monetaria se duplicaría en menos de seis años. Cabe tener en cuenta que los mexicanos incrementaron su circulante en más del cuatriple del 2000 al 2013, pasando de 208943.1 millones de pesos a 917875.8 millones de pesos.
Según los datos del 22 de septiembre del año pasado, la Base Monetaria había disminuido hasta 878371.7 de manera cíclica, por ello, destaca el hecho de que finalizara el año por encima del nivel que alcanzó en 2013.
El año 2001, fue el que mostró la mayor expansión de la Base Monetaria con cerca de un 8%, cuando en el año 2006, se produjo la mayor tasa con un 18.4%. Por otro lado, en 2009 se observó una recesión ya que la Base Monetaria aumentó en un 9.43%. Como se puede observar, no hay correlación entre el aumento el efectivo circulante y el crecimiento económico en México. Es más, si hay una contracción, la Base Monetaria aumenta, pero si hay una expansión, aumenta más.
Según Alejandro Alegre (director de la Fábrica de Billetes del Instituto Central), a través del análisis de las variables macroeconómicas se calcula cuál será la demanda de billetes que se requerirán; ello lo define la Junta de Gobierno de Banxico.
Tras esta declaración, cabe preguntarse como es la fórmula o el mecanismo que permite estimar adecuadamente la cantidad emitida de la moneda nacional.
A esto, Agustín Carstens informó de que no existe una fórmula para crear dinero, sino que depende de la demanda base monetaria que requiere en cada momento la economía nacional, demanda de la cual se hace cargo el Banco de México. A continuación podemos observar gráficamente el crecimiento de la Base Monetaria, el cual tiene un comportamiento lineal como para limitarse sólo a la variable demanda.
El problema es que algún organismo independiente como en el caso de la Reserva Federal estadounidense, debería según la Ley regular la emisión de la moneda nacional con el objetivo primordual de que preserve su valor de compra. En el caso de Banxico, parece que a no regula la moneda sino que se limita a imprimir pesos mexicanos.
Hay que tener en cuenta que la demanda extraordinaria de pesos se debe al fallo de las políticas públicas que tienen privilegios sobre el consumo, el endeudamiento y dispendio sobre el ahorro y la austeridad. Por ello, hay que considerar que el inyectar dinero en la economía para estimularla, es un gasto y eso provoca que la inflación no se mantenga controlada y en todo momento haya un gasto deficitario.
Con todo esto, a Banxico sólo le quedan los tipos de interés, los cuales se encuentran en mínimos históricos beneficiando así al gobierno federal, y afectando a los ahorradores. La economía mexicana no promueve el ahorro ni el equilibrio fiscal, y por ello, no se podrá tener ni mercados libres ni estabilidad monetaria.
Además, según Alejandro Alegre, la Base Monetaria es un pasivo del banco central que no se encuentra respaldado por algún otro tipo de activo (como el oro en el pasado).
Por otro lado, no se pagan intereses por los billetes y monedas en circulación ni por los depósitos en la cuenta corriente de las instituciones de crédito en el banco central. En el balance del Banco de México, el saldo de la base monetaria es un pasivo que no genera pago de intereses al banco central.
En definitiva, Banxico castiga el ahorro, se limita a inyectar pesos en la economía sin control a pesar de las pocas reservas de oro con las que cuenta en el Banco de Inglaterra y de que se encuentra en números rojos según su balance general. Por tanto, la fortaleza mexicana del Banxico está en duda.