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La causa de los problemas migratorios es la falta de migración

La migración internacional tiene poco que ver con las tasas salariales o las diferencias de empleo entre países. Más bien, ésta se genera por la dinámica de la creación de mercados y la estructura de la economía global.

En primer lugar, la relación de causalidad entre migración y salarios es inversa, no son los migrantes los que producen una reducción de los salarios, sino que son estos salarios reducidos e inaceptables para los trabajadores nativos los que provocan la migración de trabajadores.

Considero adecuado ver al migrante como el agente maximizador de beneficios (para empleados y empleadores), que a raíz de diferencias notables entre el salario doméstico y el ofrecido en el lugar de destino, construye expectativas racionales que le incentivan poderosamente a migrar.

El incentivo individual para migrar, se construye con el resultado positivo de la siguiente ecuación:

ER (O) = f [P1 (t) P2 (t) Y (t) - P3 (t) YO (t)] e -rt dt- c (O),

Donde: ER (O) es la expectativa neta de rendimiento de la migración calculada antes del tiempo de emigrar O, t es el tiempo, Pl (t) es la probabilidad de evitar ser deportado del área de destino (igual a 1 para los migrantes legales y menor que 1 para los indocumentados), P2 (t) es la probabilidad de empleo en el lugar de destino, Y (t) son los ingresos si encuentra empleo; P3 (t) es la probabilidad de empleo en el lugar de origen, YO (t) son los ingresos si estuviera empleado en la comunidad de origen, r es el factor de descuento y c (O) es la suma total de los costos de traslado.

En pocas palabras, la fórmula indica que la inmigración para el individuo que decide cambiarse de país es económicamente rentable si y solo si, el incremento salarial en el país destino sobre el país de origen, compensa la preferencia de quedarse en su país de origen y el costo de la emigración.

Aunque es una realidad que la migración puede producir una baja de salarios en el mercado laboral de acogida debido al incremento de la oferta laboral, este efecto solo es en el corto plazo  y solo se produce en sectores concretos y no en toda la economía. Un incremento de personas trabajando, con ingresos recurrentes, incentiva la demanda agregada de la economía, crecimiento económico del país de acogida.

Por lo tanto, los movimientos en los salarios son un medio eficaz (en el caso de la migración por motivos económicos), para regular los flujos de los inmigrantes a un país, sin que el gobierno tenga que determinar si deben o no entrar. Al final de cuentas los precios son el mejor sistema de regulación de una economía, mandando señales para decidir cuántos sí y cuántos no.

O sea que, si hubiera migración infinita, no habría migración (por lo menos migración económica). En otras palabras, la causa de la migración es la falta de migración. 

Tal vez no sea la manera correcta de decirlo, pero a lo que me refiero es a que si se permitiera la entrada libre de migrantes, los salarios estarían tan equilibrados, que los trabajadores no encontrarían un incentivo para migrar (la fórmula nunca sería positiva, y tanto los empleados como los empleadores encontrarían el mejor salario posible).  

Consideración importante

Justificar la entrada de inmigrantes con base en el impacto positivo que pueda tener en la economía es tan peligroso como que un día ese impacto sea negativo, pues se habrá aceptado implícitamente que el derecho de asilo y los derechos humanos son algo canjeable por PIB o la demanda agregada de un país. 

Entonces, ¿cuál es la postura correcta del gobierno frente a la inmigración?

Para responder, hay que preguntar qué se entiende por correcta. Y para responder qué es lo correcto, hay que entender qué es lo justo. La definición de Ulpiano de justicia consiste en la constante voluntad de darle a cada quien lo suyo, siendo lo suyo de cada quien el derecho de cada cual. De tal manera que, la justicia consiste en la virtud por la cual respetamos los derechos de los demás, respeto que es la base de la convivencia civilizada. El precio que hay que pagar para convivir civilizadamente es respetar los derechos de los demás.

La postura justa del gobierno frente a la inmigración debe ser la del respeto a los derechos de los inmigrantes. ¿Cuáles son estos derechos? Uno principal y los que de éste se deriven: el derecho a la libertad de tránsito, que supone ir por el mundo, transitando entre países, sin otro requisito que el de la justicia: respetar los derechos de los demás.

Entonces, el único requisito que debe exigírsele al inmigrante es el mismo que se le exige a un nacional: respetar los derechos de los demás. El gobierno, reconociendo el derecho a la libertad de tránsito de las personas, debe permitir la libre entrada de inmigrantes, sin negarles derechos que no les niega a los nacionales, y sin concederles privilegios que nos les concede a los nacionales.

Es justo y correcto por lo tanto, que un gobierno permita la libre entrada de extranjeros a su territorio, sin exigirles requisitos que no les exige a los nacionales en su tránsito intranacional. Pero no es justo, y por ello no es correcto, que ese gobierno se comprometa a darles trabajo a los inmigrantes. 

Lo que el gobierno debe hacer es respetar el derecho a la libertad de esas personas inmigrantes para buscar trabajo, simplemente porque es su derecho. Aunque además, esta postura, mejorará el salario, para las empresas y los trabajadores. 

 

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