Durante un buen tiempo hasta acá y, enfatizado luego de la última crisis mundial en 2008, se ha ido deteriorando al personaje bancario o encargado de una institución financiera. Se crea el estereotipo de sujetos ansiosos de dinero, de quebrar al sistema económico normal, y han sido responsables en buena medida de la desigualdad a nivel mundial. Pero el papel de quien presta recursos financieros es más complejo que eso y se absorben en distintas dimensiones, para lo que es necesario esclarecer uno de los apartados importantes de la banca y las finanzas que intentan resolver los problemas de extrema pobreza y desigualdad en los países, las microfinancieras.
Abordaré el origen de las microfinancieras, que no dicta en el continente americano, se remota en Asia, específicamente en el país de Bangladesh. Todo inicia con Muhammad Yunus, el padre de las microfinanzas, quien luego de haber estudiado un doctorado en economía en Estados Unidos regresaba a su natal Bangladesh, país que sufría enormemente de pobreza extrema, y que en 1974 tuvo una hambruna devastadora.
Gracias a los conocimientos bancarios adquiridos decide hacer pequeños préstamos por montos de 27 dólares a mujeres en comunidades rurales, permitiendo que con ello pudiesen adquirir material para poder producir y con ello subsistir de una manera digna, con la intención de abatir la pobreza extrema.
Yunus crea al Banco Grameen, una microfinanciera dedicada a hacer lo que no hacen el resto de bancos, prestar a las personas que no tienen un aval o la posibilidad de ser sujetos a crédito, dirigiéndose a comunidades rurales donde se concentraba la pobreza extrema en Bangladesh. Uno se puede preguntar si es negocio prestarle dinero a la clase social más baja, a lo cual Yunus contestó con un contundente sí a través de uno de los modelos de combate contra la pobreza que ha intentado ser replicado por diversas instituciones financieras del mundo.
Muhammad detectó una brecha de género en los financiamientos mientras estudiaba en Estados Unidos, determinando que era más fácil para un hombre obtener un crédito productivo que una mujer, ello haciendo que la mujer se rezagara. En el modelo del Banco Grameen logró que más del 90% de los prestatarios fueran mujeres, tratando de sacarlas de la fragilidad económica en la que habitaban.
Una de las características principales de estos microfinanciamientos radicaba en la entrega del crédito, aunque cada uno de ellos era de manera individual, se sometían a grupos. La persona A recibía su préstamo, pero lo recibía en conjunto con la persona B, C, D y E, y cada una de esas cinco personas era responsable de pagar sus propias cuotas, pero si B o D fallaba en pagar, el resto tendría que cubrir con el adeudo pendiente. Este fue un candado puesto por Yunus, para que todas las mujeres estuvieran al tanto del desarrollo del micronegocio de la otra persona, y preocupada porque éste funcionase, que de lo contrario, acabaría pagándolo con su propio dinero.
Cada uno de los prestatarios estaba obligado a asistir a reuniones periódicas de educación financiera, procurando que esto fuera abatiendo el analfabetismo financiero de las comunidades rurales, y con ello brindarles una cultura que les enseñara a poder continuar con el camino fuera de la pobreza extrema.
Hay otros puntos para abarcar de este modelo que valen mucho la pena, escribiré más al respecto en el próximo blog, y después acerca del microfinanciamiento en México y América Latina.
David Abraham Ruiz Ruiz
Licenciado en Finanzas por la Universidad de Sonora
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