Hasta hace unos pocos años Portugal era un miembro poco honorable del grupo que peyorativamente solían llamar como los PIGS que incluía dentro de su grupo a Portugal, Italia, Grecia y España. Grupo que principalmente se caracterizaba por sus altos niveles de deuda, déficits presupuestales y desequilibrios muy grandes en su balanza de pagos.
Pero pasado algún tiempo, parece que Portugal ha tomado un camino distinto del de su cohorte. Como algunos medios lo mencionan, los portugueses han logrado encontrar el camino, apostar por el eclecticismo en lugar del radicalismo ortodoxo y demostrar que el que sobrevive no es el que mejor sigue las reglas impuestas, sino el que se adapta y apuesta por soluciones distintas al pensamiento clásico.
Pasado poco más de un año el presidente Antonio Costa es por mucho el mayor referente de la Eurozona y un ejemplo de cambio.
Dentro de la lógica mundial y más específicamente en la Eurozona, la asunción de Costa rompió el primer paradigma, de manera increíble en esos momentos era difícil pensar que los marxistas del Bloque de Izquierda y los diputados del Partido Comunista ofrecieran prestar su apoyo a la causa de Costa que pintaba al fracaso por su postura en contra del rescate austero, al que pensaban someterse los PIGS.
Situémonos pues en el Portugal de ese entonces, la tarea no era nada sencilla. Costa o primeramente antes que él Passos Coelho debían seguir en paralelo las sanciones de Bruselas para reducir su deuda y su déficit. Passos Coelho no pudo, a pesar de haber ganado las elecciones, Costa lo aprovechó y se adjudicó la mayoría en el parlamento algo que era casi imposible de pensarse, pero no para él, del que dicen es astutamente persuasivo para hacer acuerdos.
Todos pensaron que Costa haría lo mismo, que se alinearía a las exigencias de la Troika y convertiría su gobierno en una austeridad brutal como lo hizo Tsipras con los desafortunados griegos.
Las “recomendaciones” eufemistas del Banco Central Europeo estaban dirigidas de manera explícita a la forma clásica de solución inmediata; austeridad y recorte de programas sociales acorde a los reclamos de los Organismo Financieros Internacionales.
Los golpes mediáticos lo postulaban como un populacho (terminó de moda) extremo izquierdista que no duraría más de medio año en el cargo.
Bien, a poco más de un año, consiguió restablecer gran parte de los servicios sociales suprimidos años atrás gracias a las medidas austeras que no lograron revivir a Portugal de su shock económico.
Las pensiones recortadas por parte de la Troika han sido restauradas, así como la cancelación de las privatizaciones del transporte público lusitano.
Costa y su equipo han logrado reducir el déficit hasta 2.7% por debajo del 3% exigido por la Comisión Europea. Incluso, el país se ha dado el lujo de pagar por adelantado al FMI para reducir los intereses que tendrá que pagar en el futuro.
Reducción del IVA del 23 al 13% acompañado de un súbito aumento de los salarios reales hasta de 25% en los 4 años subsecuentes. Y presupuestos mayores en salud, educación y tecnología en lógica inversa de los paquetes austeros de los países Latinos.
Sin duda, todavía le queda mucho camino por recorrer a una economía que quedó devastada después de la crisis y cuyo rescate multimillonario (más de 70,000 millones de euros) en manos del advenedizo Passos Coelho no sirvió de gran cosa, salvo para cavar su tumba y dejarle su paso libre a Antonio Costa.
Antonio Costa, es la envidia izquierdista tanto de los españoles PSOE y Podemos o el mismo Siryza de Alexis Tsipras cuya promesa de cambio solo hizo quedar en claro que la Troika tiene un brazo muy largo.
La Economía es una ciencia muy rica que nos ofrece enseñanzas gracias a sus experiencias históricas y nos permite conciliar de manera sabia posturas distintas sin necesidad de caer en el dogmatismo ensimismado.
El ser humano es dialéctico, puede creer algo hoy y mañana no, y eso solo demuestra una cosa, su constante crecimiento epistemológico.
José David López García