Gasolinazos e indicadores de bienestar - Economía México
El aumento en los precios de las gasolinas o mejor conocidos cómo “gasolinazos” responden a la liberación de los precios de los combustibles. Esta medida ha generado polémica pues ha representado un duro golpe en los bolsillos de las familias mexicanas, pero… ¿quién se ha beneficiado o perjudicado con ello?
La liberación de los precios de las gasolinas en 2017, derivado de la Reforma Energética promulgada el 11 de diciembre de 2013, implicó una restructuración en el gasto corriente, los presupuestos federales y estatales, puesto que el subsidio aplicado a los combustibles representaba un gasto excesivo para el gobierno. Dicho subsidio es producto de deslizamientos no sincronizados de los precios de las gasolinas y el diésel en México, que generaba que ante cambios en el mercado de los hidrocarburos los ajustes internos fueran más lentos respecto a los observados externamente. Cuando se presentaba un diferencial de precios a favor de los consumidores, se aplicaba el subsidio.
En otras palabras, existía una transferencia de recursos públicos a favor de los consumidores de hidrocarburos (empresarios, transportistas, familias con uno o más automóviles), en detrimento de población en estado de vulnerabilidad, además de inhibir la inversión pública para el desarrollo.
Dicha situación, generada entre otros factores por la baja recaudación que percibe el gobierno, la caída de los precios internacionales del petróleo y la intervención del estado en la economía, no como un ente que regule y procure el cumplimiento de las leyes dentro del sector, sino como un actor que mantenía artificialmente precios bajos de un bien que esta supeditado a las leyes del mercado internacional, suprimiendo así la competencia en el sector y por ende la diversificación de los precios de los combustibles.
Sin embargo, el impacto para el consumidor trae consecuencias negativas en el corto plazo, ya que reduce su ingreso disponible al aumentar el costo cotidiano de un bien naturalmente inelástico, pues ante tales cambios las familias y las empresas no estarán dispuestas a prescindir de dicho bien. Aunado a ello, los productores de bienes y servicios incrementaron sus costos, debido a que a partir del aumento del combustible destinaron un pago adicional al transporte de sus insumos y bienes finales.
Ante este escenario, las presiones inflacionarias estuvieron presentes todo 2017, comenzando enero con 4.72% transitando a un alza gradual de precios que llegó a 6.77% en diciembre. También es importante mencionar que en el primer trimestre de 2018 la inflación se ha comportado a la baja, llegando a 5.04% en marzo. De modo que se comienza a observar que el impacto inflacionario por el aumento en las gasolinas es transitorio.
Por el lado de los indicadores sociales, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indicó que en 2016 a nivel nacional y por entidades federativas los índices de pobreza se colocaron en 43.6% equivalentes a 53.4 millones de mexicanos en pobreza y 7.6% equivalentes a 9.4 millones de mexicanosen pobreza extrema. Es de esperar que con el desahogo que representaba la carga del subsidio, el gobierno pueda dirigir dichos recursos hacia la erradicación de la pobreza extrema en nuestro país