Bienvenido lector a esta primera entrada financiera donde compartiré junto con mi equipo, un poco, de la sabiduría financiera que he adquirido a lo largo de los golpes.
Me encantaría decir “a largo de los años” pero la verdad es que (por alguna razón que aún no descifro querido lector), he elegido en la vida aprender en caminos agrestes; sin pavimentar. Y ese camino es lo que llamo “sabiduría” la cual, ponemos a tu servicio.
Si quieres conocerme más, te dejo mi primera entrada
Inicio compartiendo una reflexión sobre responsabilidad financiera que espero te sea de utilidad.
Hace algunos años (aquellos días como asesora en seguros e inversiones), escuchar la siguiente frase de la voz de mis clientes:
“Yo confío plenamente en ti”
Seguido de:
“Si tú dices que está bien, te creo” (mientras omite leer el contrato o letras chicas).
Tanto si eres cliente y has dicho esas palabras, cómo si eres asesor y te han halagado las mismas, te invito a que ahondes en ambas situaciones. Puede ser muy sanador. Para mi lo fue.
Alguna vez, leí una encuesta realizada en México (creo que fue un estudio de un banco) que menos del 10% de la población con cuenta bancaria encuestada leyó sus contratos.
No vayamos tan lejos, pocos son las personas que encuentran placentero leer los instructivos. No queremos leer. Ya lo sabemos.
Sin embargo, en materia monetaria, puede encubrir varias, de lo que llamo heridas financieras.
Detrás de esa aseveración, se encontraba un profundo miedo a tomar “la” decisión y por lo tanto se busca transferir a otro(s) la responsabilidad de las consecuencias de esas decisiones (mayormente, las negativas).
De inicio, puedo comentarte que encara una negligencia financiera transferir la responsabilidad. A veces, el cuidado óptimo de nuestro dinero, conlleva que seamos implacables en ciertos rubros; como entender perfecto el juego en el que voy a entregar mi dinero o tener conocimientos sobre impuestos, por ejemplo. Sé, que puede ser tedioso, largo, cansado. Pero es de tu dinero del que estamos hablando. Merece ser cuidado y respetado.
Muchas personas eligen tener en su vida de deporte extremo invertir. No juzgo si es correcto o incorrecto, no es de mi interés señalar. También sé que son emocionantes y que la adrenalina hierve de manera muy fácil. La cuestión que noto de esta elección, es que el riesgo de que las inversiones te rompan el corazón es sumamente alta.
Es tanto el trauma financiero que origina una pérdida monetaria, que puede llegar a requerir del apoyo de un tanatólogo. ¡Imagínate semejante dolor!
A nadie, le va a doler tanto perder tu dinero como a ti.
Mis mejores decisiones en estrategias defensivas, son aquellas que me dejaron tranquila y protegieron mi patrimonio, las he tomado con total conocimiento de las letras pequeñas, investigando, comprometida con mi dinero.
Pero, para llegar a ese nivel de compromiso, tuve que navegar por varias de las heridas financieras que te cuento. Me gusta y elijo integrar el dinero en todos y cada uno de los procesos de sanación que vivo y comparto.
Por eso, es que lo estimo tanto; por eso, que invito a cuidarlo… Y se vuelva recíproco.