No imagino a alguien que se levante por la mañana y se pregunte así mismo: ¿qué tanto retrocederé hoy? O bien, a un inversionista que privilegie una inversión que se le presentó a partir de las pérdidas potenciales sobre una que se le presentó a partir de las ganancias potenciales. Y más que el hecho lógico de «avanzar» o «ganar», la explicación fundamental radica en que los seres humanos naturalmente poseemos una alta aversión a la pérdida (financiera y no financiera).
¿Cómo gestionarla?
Comencemos analizando estos casos de forma conjunta (Tabla 1):
¿Cómo gestionarla?
Comencemos analizando estos casos de forma conjunta (Tabla 1):
- I. Las empresas suelen crear este tipo de estrategias basándose en 2 cosas, estimular el deseo de ganar; en este caso, un descuento, y, generar el sentimiento del miedo de perder una oportunidad; el descuento mismo. Racionalmente, si usted como cliente no necesita alguno de los productos que entran en la promoción, en automático, rechazará la oferta, pues para obtener ese «ahorro» tendría que hacer un gasto adicional. Pero, si lo visualizamos desde la óptica emocional, es posible que llegue a percibir la sensación de pérdida, la cual lo motivaría a gastar más de lo que tenía planteado, y, con ello, afianzar el descuento.
- II. Desde que se adquirió la propiedad, el precio va a actuar como «ancla» ante cualquier decisión de venta, independientemente de las condiciones, por lo que la idealización de aceptar una oferta por debajo del precio de compra se traducirá en un sentimiento de «fracaso», incluso si el hipotético diferencial negativo de MXN$ 500K es mínimo en comparación con las expectativas del mercado inmobiliario. Pero, racionalmente, la mejor alternativa que podría considerarse es analizar el costo de oportunidad, comparando los beneficios de vender ahora y reinvertir MXN$ 2M en un activo que podría no sólo significar un menor costo (en términos de mantener una vivienda) sino quizá compensar la pérdida inicial.
- III. Las experiencias pasadas de las personas o bien, las propias, están más presentes en nuestra mente y se tienden a sobreponderar más que las estadísticas e incluso que la lógica misma, lo que, en términos de esta materia, podría representar un gasto innecesario que posiblemente en determinado momento llegaría a superar el valor de las posibles pérdidas que se intenta cubrir. Si bien es sustancial anticipar y protegernos de los riesgos, es necesario realizar un análisis para evaluar si el costo del seguro a contratar justifica la probabilidad de ocurrencia y el impacto de la pérdida potencial.
- IV. Siempre he pensado que la estabilidad laboral es más que un buen salario, abarcando un conjunto de cosas, tales como la pasión y el disfrute por lo que se hace, la cultura organizacional, los horarios o la flexibilidad, por lo que, si alguna de estas variables no se cumple, muy difícilmente se estará cómodo en el trabajo en cuestión. Precisamente por esto, es imprescindible hacer una comparación total de la oferta con lo que se percibe actualmente, aunado a un análisis exhaustivo sobre la percepción que tienen los empleados en torno a la compañía, para, finalmente y de percibir el sentimiento de pertenencia, comenzar el proceso de transición viendo el cambio como una oportunidad y no una amenaza.
- V. Es el ejemplo clásico de la aversión a la pérdida antes incluso que la inversión en Bolsa, pues los jugadores, por extraño que parezca, le pierden el miedo a la pérdida, lo que los impulsa a intentar compensar las pérdidas acumuladas sin importarles que las probabilidades jueguen en su contra. La sensación de haber invertido demasiado dinero y tiempo les obliga a continuar apostándole a la suerte, hecho que pudiese ocasionar que gasten más de lo que tenían presupuestado y, por consiguiente, afectar sus finanzas personales y su estado de ánimo. Es válido divertirse, siempre y cuando nos planteemos desde el inicio un máximo a perder, recordando que al final del día es un juego que está diseñado para favorecer al casino y no a uno.
Seguramente, como yo, al estructurar la tabla, se sintió identificado con alguno de los ejemplos.
Ahora, analicemos estos casos financieros (Tabla 2):
- I. Emocionalmente, la venta significaría que se aceptó «perder» dinero. Racionalmente, ésta podría ser la mejor salida para concentrarse en otras oportunidades de inversión en vez de aguardar por una recuperación que tal vez nunca se dé. Para evitar esto, lo más adecuado es fijar stop loss, y, consecuentemente, aceptar que las pérdidas son parte de las estrategias de inversión.
- II. La visión de corto plazo se contrapone sobre la historia empírica, que muestra que la Bolsa tiende a recuperarse tras una corrección. Un buen perfilamiento financiero coadyuvaría a comprender que la incertidumbre es una característica inherente del mercado, y, por tanto, es una variable que siempre se debe tener presente al estar invertidos en él.
- III. No invertir es mucho peor que no buscar un buen asesoramiento y la realización de un análisis, ya que el capital va perdiendo poder adquisitivo con el tiempo.
- IV. Naturalmente, se privilegiará el retorno obtenido hoy que el que podría obtenerse mañana, pero ante un activo que tiene una base fundamental sólida resulta precipitado deshacerse de él. La fijación de trailing stops y el pleno entendimiento de las metas financieras ayudarán a controlar los impulsos emocionales.
- V. Conservar más tiempo de lo previsto una posición genera un sentimiento de positivismo, elevando el temor de perderse de mayores ganancias si el precio continúa revalorizándose. Hay que considerar que, generalmente, los activos que registran un crecimiento súbito tienden a corregir bruscamente, al tiempo que, se limita la capacidad de reinvertir el capital y las ganancias en un activo con mejores perspectivas. Nunca hay que omitir el cumplimiento de nuestros precios objetivos.
Y seguramente, otra vez se reflejó con alguno de los ejemplos.
Para concluir, una frase del Nobel de Economía, Daniel Kahneman:
«La única cosa que realmente puedes controlar es tu atención».