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Distintos huevos, distintas canastas

Tanto por «regla» como por sentido común, soy un fiel defensor y promulgador de la diversificación (con sus respectivas salvedades, por supuesto).

A razón de ello, desde una perspectiva cuantitativa, explicaré su relevancia en el proceso de gestión de portafolios de inversión.


Se plantean 2 modelos de carteras de inversión (Tabla 1): «Financiera» y «Multivariada».

Hablando de las características generales, ambos están compuestos por 5 activos; consistiendo en los de tipo financiero, valores de renta variable del mercado americano, cuya selección se basó para el caso de las acciones en aquellas que tienen el mayor peso en dos activos financieros particulares: el índice SPDR del sector financiero (ARCX: XLF) para el portafolio «Financiera», y, el índice Dow Jones Industrial Average para el portafolio «Multivariada». El periodo de las series utilizadas data del 10 de octubre de 2019 al 11 de octubre de 2024.

Ahora bien, ahondando en las características particulares de cada uno, el primero contiene exclusivamente acciones de compañías que pertenecen al sector de servicios financieros, pero en diferentes subsectores, ramos y subramos, y, en cuanto al segundo, las 3 acciones provienen de distintos sectores; cuidado de la salud, servicios financieros y tecnología de la información, además que tiene exposición al oro a través del Fondo Cotizado en Bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) GLD y a la criptomoneda bitcoin.


Una de las etapas que forma parte del proceso de análisis de un portafolio de inversión es la revisión del grado de linealidad existente entre los componentes, buscando el mayor desligamiento posible (valores cercanos a -1.0).

Revisando el coeficiente de correlación de los dos casos, si bien en ninguno existe una correlación perfecta (ni positiva ni negativa), es visible que la combinación de los activos de la cartera «Multivariada» están relativamente más alejados de 1.0, mientras que en la cartera «Financiera» ninguna está por debajo de 0.55, habiendo incluso un par que se acerca al 1.0 (Figura 1).


Cuando se analiza el desempeño diario de los activos financieros, encontramos que, de forma global, el portafolio polivariante, es, en efecto, más riesgoso que su par, registrando una volatilidad promedio del orden de 2.14% contra 1.86%; sin embargo, la retribución ofrecida es, igualmente, mayor, devolviendo un retorno medio diario de 0.12% frente el 0.07% del portafolio de acciones financieras (Tabla 2).

En esa misma línea, incluso si sólo se comparará el comportamiento de las posiciones en acciones de la cartera «Multivariada», continuaría destacando, pues la volatilidad a pesar de seguir siendo alta, 1.93%, el premio es más alto que el de su par, situándose en 0.10%.


Analizando la sensibilidad de los componentes de cada cartera, vemos que, en esencia, ambas son menos volátiles que el mercado, representado por el S&P 500; sin embargo, por un diferencial marginal de 0.05 unidades es aún menos volátil «Multivariada», situándose en una mejor posición en términos de riesgo sistemático (Tabla 3).


Evaluando el comportamiento acumulado de cada uno de los portafolios de inversión, vemos que el modelo de la cartera «Multivariada» casi triplicó en términos de retorno al ofrecido por su par, resultando en 255.35% frente a 88.65%. ¿Qué tan alto fue? En ese mismo periodo, el S&P 500 pagó 97.92% (Tabla 4).

Concluyendo, la buena diversificación es clave en el éxito de una cartera de inversión.


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