Acceder
El canto de las sirenas se asemeja al fraude financiero, seductor y prometedor. Y, al igual que los marineros, quienes no ven la trampa hasta que se encuentran en el naufragio, los ahorradores, la mayoría de las veces, caen en cuenta del peligro hasta que se ven en completa insolvencia.

La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de 2021 revela que el 68% de la población adulta del país tiene al menos un producto financiero, de la cual alrededor del 15% reporta haber sufrido algún tipo de fraude, tales como robo de identidad, la clonación de plásticos o bien, haber participado en esquemas piramidales (o de tipo Ponzi).

Un punto importante para mencionar es que, por duro e increíble que parezca, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) no puede brindar asistencia y defensa a los usuarios, pues dichas «empresas» no pertenecen al sistema financiero, careciendo de los estatutos legales y regulatorios correspondientes, quedando así en completa vulnerabilidad.


El esquema Ponzi cuyo nombre proviene de su instaurador se remonta hacia un siglo atrás, cuando el afamado estafador de origen italiano Carlo Ponzi les prometía a sus inversionistas beneficios de doble y triple dígito en máximo 3 meses a cambio de adquirir y vender cupones postales internacionales descontinuados a precios exorbitantes cuando en realidad los beneficios provenían de las contribuciones de los nuevos miembros.

A pesar de su longevidad y de los daños ocasionados a incontables bolsillos alrededor del mundo, este tipo de fraude sigue vigente porque apela a la ambición de obtener ganancias altas y rápidas, adaptándose y ajustándose a las nuevas modas y tecnologías.

Dicho esto, y con el objetivo de evitar que usted caiga en las manos equivocadas, hablemos de sus peculiaridades (Tabla 1):

  • I. Es el elemento más importante y la base a partir de la cual se gesta este tipo de fraude, incitándole a cada nuevo integrante a reclutar a otros bajo diversos argumentos, los cuales abarcan desde la posibilidad de reinvertir las ganancias generadas (generalmente, les adelantan sus primeros pagos) junto con las nuevas inversiones de los recién llegados con el objeto de generar un monto mayor; el compartir con las personas de más confianza una idea sinigual que les cambiará por completo sus vidas o bien, el afianzamiento de un sentimiento de lealtad hacia el grupo, ejerciendo presión para continuar manteniendo el sistema.

  • II. Se explica que en la medida que vaya creciendo la comunidad, irán recibiendo sus beneficios. Justamente es por esto por lo que se le acuña el término «piramidal», pues los reclutadores que están en la base dependen de la llegada de nuevos inversionistas para poder cobrar sus retornos, mientras que aquellos que se sitúan en la cúspide (quienes entraron primero), reciben como pago los depósitos iniciales de estos últimos.

  • III. A diferencia que el «objeto social» del esquema piramidal se sustenta de un bien, en éste es un producto de inversión cuyo principal atractivo y «etiqueta de venta» es un rendimiento por encima del mercado 100% asegurado, consistente y libre de riesgo.

  • IV. Es común que los reclutadores hagan uso de presentaciones, folletos y demás contenido visual sobresaturado de información con el objeto de fundamentar «con datos» el fundamento y el éxito del proyecto; no obstante, tienden a esquivar las preguntas de sus potenciales clientes, particularmente aquellas que se enfocan en los estatutos legales o financieros, aunado a que se muestran impacientes para obtener una respuesta de éstos.

  • V. Desde una perspectiva jurídica, bajo mi visión de financiero, es relativamente más «sencillo» identificar un esquema Ponzi que uno piramidal, pues a través del Padrón de Entidades Supervisadas (PES) o el Sistema del Registro de Prestadores de Servicios Financieros (SIPRES) es posible validar si la entidad se encuentra debidamente regulada por las autoridades competentes, además que, mediante el Registro de Asesores en Inversiones (RAI) de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) se puede verificar si el prestador de servicios (en este caso, el asesor financiero) cumple con las certificaciones vigentes correspondientes. Si no se cumplen ambas condiciones, podría tratarse de una estafa.

  • VI. La retribución de los intereses comienza a demorar o a ser incompleta, o incluso, de un momento a otro, dejan de recibirse, y, con ello, la compañía y sus representantes desaparecen sin dejar rastro.

Al final, todos los involucrados pierden su inversión.

Como recordatorio, en el mundo financiero no hay caminos y mucho menos atajos para hacer dinero.


2
¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  1. en respuesta a Laramonica
    -
    Top 10
    #2
    30/09/24 17:06
    ¡Hola, @laramonica!

    Muchísimas gracias.
  2. #1
    30/09/24 14:38
    Muchas gracias. Cómo siempre muy buen artículo