Al igual que los tiempos previos al inicio del ciclo de endurecimiento monetario en Estados Unidos de América, hoy, los tiempos previos al comienzo del ciclo de relajamiento monetario están inmersos de impaciencia por parte de los inversionistas, pero también de prudencia por parte de la FED.
Uno de los datos que, de algún modo, fundamentarían el sentimiento de premura que tiene el mercado en torno al rumbo que la política monetaria podría ya emprender radica en el comportamiento de la inflación, medida por el Índice de Gastos de Consumo Personal (PCE, por sus siglas en inglés).
Uno de los datos que, de algún modo, fundamentarían el sentimiento de premura que tiene el mercado en torno al rumbo que la política monetaria podría ya emprender radica en el comportamiento de la inflación, medida por el Índice de Gastos de Consumo Personal (PCE, por sus siglas en inglés).
Si bien ésta se elevó nuevamente al alza en la comparación mensual, en el orden de 0.2% (al igual que los precios subyacentes), después de haberse desacelerado por primera vez después de 3 años y medio en la lectura de noviembre, anualmente, volvió a establecerse por segunda vez consecutiva en 2.6%, menos de la mitad de la tasa máxima de 7.11% observada en junio de 2022. En esa misma línea, es la primera vez desde marzo de 2021 que los precios subyacentes muestran una tasa anualizada que se sitúa por debajo del 3%. En conclusión, estos datos nos muestran que la inflación prosigue encaminándose hacia el rango objetivo de 2% (Gráfica 1).
No obstante lo anterior, la realidad es que los efectos indirectos del endurecimiento monetario aún no se han reflejado en la economía, pues hablando del empleo, los últimos datos revelan que en enero fueron creados 353,000 nuevos puestos laborales, y que la tasa de desocupación se sitúa por tercer mes al hilo en 3.7%. Así también que, tanto en noviembre como en diciembre, los cambios de la nómina no agrícola se ajustaron en 9,000 y 117,000, respectivamente, resultando en 126,000 más ocupados que los reportados inicialmente, lo cual afianza la tendencia en los que 9 de los últimos 12 meses se revisaron al alza (Gráfica 2).
Asimismo, la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) sugiere que la economía americana habría crecido a una tasa interanual 3.3% durante el 4T23, por encima de la estimación de 2%, lo cual significaría un avance de 2.5% para todo el 2023 (Gráfica 3).
No obstante lo anterior, la realidad es que los efectos indirectos del endurecimiento monetario aún no se han reflejado en la economía, pues hablando del empleo, los últimos datos revelan que en enero fueron creados 353,000 nuevos puestos laborales, y que la tasa de desocupación se sitúa por tercer mes al hilo en 3.7%. Así también que, tanto en noviembre como en diciembre, los cambios de la nómina no agrícola se ajustaron en 9,000 y 117,000, respectivamente, resultando en 126,000 más ocupados que los reportados inicialmente, lo cual afianza la tendencia en los que 9 de los últimos 12 meses se revisaron al alza (Gráfica 2).
Asimismo, la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) sugiere que la economía americana habría crecido a una tasa interanual 3.3% durante el 4T23, por encima de la estimación de 2%, lo cual significaría un avance de 2.5% para todo el 2023 (Gráfica 3).
Dicho esto, podemos ver que el control inflacionario se está dando en un entorno donde la economía ha crecido (cuando se esperaba una contracción) y, por consiguiente, en un mercado laboral fuerte y con salarios al alza, lo cual, considerando exclusivamente estos datos, ya ni siquiera nos haría pensar en un soft landing, en su lugar, que la FED posiblemente logre lo que sólo una vez ha conseguido en los últimos 100 años, disminuir la inflación sin ocasionar una recesión.
Sin embargo, no debemos precipitarnos, pues, en primer lugar, por mucho avance que se haya logrado en materia inflacionaria, los niveles generales de precios no han convergido al 2%, y, en segundo y no menos importante, bajar las tasas en una economía que continúa siendo estimulada por la demanda podría ser contraproducente.
A nivel económico, sin duda, todo indica que estamos en otros tiempos.