En la muy amplia y diversa terminología del mercado de valores, encontramos dos términos muy interesantes: stock split y reverse stock split. ¿A qué se refieren? La explicación a continuación.
Un stock split consiste en el desdoblamiento de las acciones en circulación de una compañía pública por más acciones, a la vez que disminuye su precio de mercado. ¿Cuánto se dividen? En la proporción que establezca el consejo de administración de la empresa, la cual puede ser 2:1 (la más habitual), 4:1, 8:1, 16:1 o 100:1. Por ejemplo, en una razón 4 a 1, por cada acción que tenga un inversionista, tendrá 4, debido a que el número de acciones en circulación se ha cuadruplicado.
A su vez, una operación de reverse stock split agrupa el número de acciones en circulación, al tiempo que aumenta su precio de mercado. Suponiendo una razón 1 a 2, el inversionista terminará teniendo la mitad del número de acciones que poseía antes de la división inversa.
Ahora bien, ¿con qué objeto las compañías públicas desdoblan o agrupan sus acciones en circulación?
Un split permite brindarle una mayor accesibilidad al público inversionista, principalmente al inversionista retail, a través de un menor precio de mercado y más liquidez.
Hablando de un contrasplit, una de sus razones de ser tiene que ver con un tema meramente normativo, pues una emisora cuyos títulos accionarios coticen por debajo de USD $1, podría verse severamente limitada al financiamiento bursátil, pero también suele utilizarse como una táctica para aumentar el interés de inversionistas potenciales que se mantenían desinvertidos por tener un precio de mercado tan bajo.
En conclusión, son medidas corporativas que tienen como fin modificar la estructura de capital de una empresa mas no generar valor.
Generalmente, las empresas con las mejores expectativas de crecimiento futuro incurren (casi) de manera inherente en un proceso de split, lo cual en la mayoría de los casos ocasiona un aumento de su capitalización de mercado, mientras que el reverse stock split es una práctica común de empresas de baja capitalización bursátil. Si bien esta última no busca crear una connotación negativa, suele no ser una buena señal para los inversionistas, ya que se intuye que la compañía está «inflando» el precio de sus acciones sin ninguna propuesta comercial real.
El grupo de las GAFAM ha realizado en su totalidad 18 divisiones de sus acciones, siendo la más grande la realizada por GOOGL, donde el inversionista recibió 1998 títulos por cada 1000 (Tabla 1).
En conclusión, son medidas corporativas que tienen como fin modificar la estructura de capital de una empresa mas no generar valor.
Generalmente, las empresas con las mejores expectativas de crecimiento futuro incurren (casi) de manera inherente en un proceso de split, lo cual en la mayoría de los casos ocasiona un aumento de su capitalización de mercado, mientras que el reverse stock split es una práctica común de empresas de baja capitalización bursátil. Si bien esta última no busca crear una connotación negativa, suele no ser una buena señal para los inversionistas, ya que se intuye que la compañía está «inflando» el precio de sus acciones sin ninguna propuesta comercial real.
El grupo de las GAFAM ha realizado en su totalidad 18 divisiones de sus acciones, siendo la más grande la realizada por GOOGL, donde el inversionista recibió 1998 títulos por cada 1000 (Tabla 1).
Además de estas dos, existe una más llamada reverse/forward stock split. El trasfondo de las empresas que la utilizan descansa en eliminar a los accionistas más pequeños, como una estrategia de reducción de costos administrativos; no obstante, en la otra cara de la moneda, resulta ser una medida muy mediática entre los inversionistas retail, pues es común que éstos posean menos acciones que la cantidad especificada por la compañía para recibir apenas una (acción) terminado el proceso, conllevándoles a perder parcialmente su inversión inicial.
Usted, como accionista, independientemente del número de títulos que estén bajo su propiedad, debe involucrarse y estar enterado de las decisiones corporativas que se toman en la alta dirección, evitando llevarse malas experiencias, puesto que, al final del día, hablamos nada más y nada menos que de su empresa.