Seguramente la pandemia aceleró la idea de que el trabajo puede ser más flexible en cuanto a horarios y días de trabajo, y es que luego de que en muchos casos los trabajadores pudieron laborar desde casa, ahora a muchos les gustaría continuar con ese esquema o algo similar. En ese sentido se ha reabierto en México el debate por implementar horarios de trabajo más flexibles en aras de que así se generaría bienestar y ello a su vez (supuestamente) mayor productividad y rentabilidad, sin embargo, tales afirmaciones parecen más suposiciones que hechos comprobados, entonces ¿sería viable implementar en México una semana laboral de cuatro días?
Varios estudios actuales han demostrado por qué no es tan buena la idea de trabajar cuatro días en lugar de 5 y algunos de los aspectos negativos son los siguientes:
Se genera más estrés
Un experimento realizado en Nueva Zelanda en el cual se puso a un grupo de trabajadores a laborar sólo cuatro días, reveló que reducir la semana laboral solo generó que las tareas se intensificaran, sometiendo a los trabajadores a más niveles de estrés debido a que aumentó la presión de los jefes para alcanzar la productividad; esto bajó el nivel de bienestar, incluso algunos trabajadores revelaron que trabajar cuatro días dejaba sin efecto el día extra de descanso porque acababan tan presionados y cansados que no pudieron disfrutar del beneficio tal y como lo habían imaginado.
No hay desconexión del trabajo
De la mano del punto anterior, un estudio en Harvard asegura que cuando una persona tiene cargas laborales más intensas le resulta más difícil dejar de pensar en el trabajo, es decir, que no logran desconectarse mentalmente de sus labores porque siguen buscando solución a los problemas y esto se intensifica más en aquellos que son líderes de equipos.
Baja la interacción social y ello impacta en la innovación
El estudio hecho en Nueva Zelanda también arrojó que con menos días de trabajo los empleados se enfocan más para poder cumplir los objetivos, ello a su vez genera que los trabajadores interactúen menos entre sí, lo cual reduce la creatividad y la innovación que surge justo en las charlas informales con compañeros del trabajo.
Otra verdad es que el esquema de trabajo de cuatro días semanales, por un lado, no les funciona a todos los tipos de empresa y por el otro esta sería una mala época para que las compañías se pongan a experimentar debido a que:
- Tenemos una caída de la inversión provocada por la pandemia y todo indica que esa carencia de capital seguirá.
- El panorama económico actual indica que por ahora no se puede recortar la semana laboral a cuatro días porque las empresas necesitan ser más productivas.
- Para muchas compañías una semana laboral de cuatro días les impactaría en sus costos (los cuales de por sí se están elevando porque actualmente los insumos cada vez están subiendo de precio).
- Si bien algunas empresas pudieran implementar el esquema de cuatro días, la competencia en sus respectivos sectores las obligará a regresar al modelo tradicional de semana completa. Si actualmente tenemos crisis post Covid, la competencia para ganar más clientes (y con ello aumentar ingresos) haría que quien trabaje menos se vea en problemas financieros.
- Además, hay un elemento muy importante y con mucho peso, tal vez más con más fuerza que todo lo anterior: todas las empresas de tamaño considerable están enfocadas (es decir obligadas) en darle respuestas a sus accionistas ¿y cuáles son esas respuestas? pues priorizar y garantizar las ganancias, ello está por encima de los beneficios laborales adicionales, es decir, no van a otorgar prestaciones más allá de las que indica la Ley Federal del Trabajo si ello reduce sus utilidades.
Lo que concluyen diversos estudios es que el sistema de cuatro días de trabajo no es negativo en sí mismo, más bien lo que han revelado es que antes de imponer una reducción de días laborales, las empresas tienen que comenzar por reorganizar sus labores haciendo planes de trabajo que estén basados en tiempos que no comprometan la productividad, entonces, cuando no se comprometen las metas y objetivos del trabajo tampoco se incrementan los niveles de estrés y ello a su vez no afecta la productividad. En resumen: ya que se tenga elaborada una reorganización que no comprometa la productividad y que por el contrario la impulse, entonces sí se puede pasar al siguiente nivel que sería un esquema laboral de cuatro días, pero ojo, hay empresas que por su giro no podrían migrar a un sistema de cuatro días laborales.
También se deben considerar casos fallidos del pasado, Francia por ejemplo en la década de los 90 y 2000 tuvo algunas empresas que redujeron las jornadas laborales a 35 horas por semana y lo que sucedió fue que ello se volvió ineficaz porque se generaron excepciones y vacíos en sus leyes laborales.
Comúnmente se piensa que una jornada de cuatro días laborales supuestamente aumenta la productividad de los trabajadores por proporcionarles más equilibrio entre su vida laboral y personal, pero la realidad es que la evidencia que demostraría tal afirmación es poca y no hay estudios tan amplios y profundos que demuestren su viabilidad como para que el sistema económico en general lo acepte y adopte.
Un último elemento a considerar es la cantidad de dólares per cápita (por persona) que producimos en México, la cual es de las menores si nos comparamos con otras naciones, entonces si implementar un esquema de cuatro días haría que todavía se produjeran menos dólares por persona, ese simple hecho ya lo haría un sistema inviable para nuestra economía.