No es novedad que Estados Unidos sea uno de los países más endeudados del mundo; sin embargo, durante los últimos años (en específico durante el mandato de Donald Trump), la deuda ha ascendido a 26.3 trillones de dólares, por lo que, si quisieran saldar su deuda, cada ciudadano estadounidense tendría que aportar 79,804 dólares. Si este dato no te convence de la magnitud de la deuda, comparamos el total con el Producto Interno Bruto del país, lo cual porcentualmente nos da 131.78. Lo anterior, en finanzas, lo nombramos falta de solvencia. En el escenario de que todas las personas a las que les debe el gobierno estadounidense quisieran cobrar su dinero, les haría falta 31.78%; es decir, su deuda es mayor a sus ingresos.
Para empezar, hay que aclarar de dónde provienen los ingresos del gobierno ya que, a diferencia de las empresas, no tienen ingresos por ventas, sino que pueden obtener ingresos mediante la captación de impuestos o la emisión de deuda (que es una forma de financiamiento que hacen los gobiernos, basados en la confianza que los inversionistas tienen en el país y las tasas de interés que fija el Sistema Federal de la Reserva), la cual puede ser mediante bonos, notas y cuentas de la tesorería, entre otras.
De estos 26.3 trillones de dólares, 73% se le debe a los individuos inversionistas, compañías y gobiernos extranjeros que compraron estos instrumentos financieros; el restante, a cuentas de valores como la de Seguridad Social, es decir, el dinero para el retiro de los trabajadores.
Hay varias razones por las que la deuda crece de manera alarmante; la primera es el déficit público (cuando el gobierno gasta más de lo que tiene de ingresos), siendo el periodo del Presidente Obama el peor; la segunda es el Fondo de Seguridad Social, donde el dinero de los trabajadores para su retiro debió ser invertido para estar disponible al momento de ser requerido; sin embargo, se le otorgó como préstamo sin intereses al gobierno; la tercera son países como Japón y China, quienes compraron deuda estadounidense para mantener sus divisas a precios bajos e incentivar a los compradores a hacer tratos con ellos mejorando sus exportaciones; por último, es porque el Congreso estadounidense sigue aprobando el incremento del límite de la deuda, lo cuál podría afectar a largo plazo.
Sin embargo, esta no es una práctica a la cual pueden acudir de forma eterna ya que, como sabemos, el dinero se basa en la confianza. Compramos dólares porque creemos que Estados Unidos seguirá siendo la economía más grande y creciente; pero, este tipo de acciones hacen dudar a los inversionistas y nos hacen preguntarnos si en verdad tienen la capacidad de pagar esta deuda trillonaria y hacer frente a sus obligaciones, por lo que podemos esperar en un futuro (tal vez no muy lejano), una crisis por la deuda que tiene el país vecino, lo que traería efectos negativos no solo para ellos, sino para México y otros países.
Es aquí donde empiezo a pensar si Estados Unidos puede seguir a estos niveles de crecimiento por más años o son una economía basada en deuda e impresión de dólares que están respaldados en nada.