Valeria García Granados González
La primera crisis del petróleo data de 1973, durante la guerra de Yom Kippur entre Israel, Siria y Egipto. Consecuencia de esta guerra, fue el alza en los precios del petróleo, con un incremento de alrededor de un 300%. Este alcanzó un valor de once dólares noventa por barril, cuando en ese entonces se encontraba en aproximadamente tres dólares. La obtención de energía mundial dependía en gran parte del petróleo de Medio Oriente, lo que ocasionó que muchos países consumidores se vieran afectados. Una nueva crisis del petróleo se presentó en 2015, no obstante, fueron los países productores los más afectados esta vez.
La crisis de petróleo de 2015 se debió a la excesiva baja en los precios del petróleo ocasionada por, entre otras, las siguientes circunstancias: Estados Unidos pasó de ser el mayor importador de petróleo a nivel mundial a ser el mayor productor con la técnica de fracturación hidráulica; e Irán, tras cumplir una sanción impuesta por Occidente debido a posibles aspiraciones nucleares, regresó al mercado con la producción de crudo. Estas dos situaciones provocaron una oferta excesiva en el mercado, lo que eventualmente redujo el precio del petróleo.
La demanda se encontraba muy por debajo de la oferta, resultando aún más difícil de equilibrar cuando China sufrió un periodo de ralentización, disminuyendo su importación de petróleo. Esto provocó un volumen exagerado de crudo en el mercado. Aun con estas condiciones, los países de Medio Oriente pertenecientes a la OPEP decidieron no reducir su producción, con el fin de mantener su cuota en el mercado. Esta serie de eventos resultó en una depreciación considerable en el precio del petróleo y en una crisis en los países productores de petróleo, cuyas ganancias provenientes de este recurso se encarecieron sustancialmente.
La restauración del precio de este hidrocarburo correspondió al establecimiento de un balance, con medidas apropiadas de regulación. Esto es, disminuyendo la producción de crudo en los principales países exportadores con el fin de recuperar un precio rentable para la venta de este. Por ello, es de suma importancia la cooperación entre los países exportadores, de modo que todos puedan mantener su nivel de competencia siguiendo las normas establecidas. De igual forma, es indispensable regular los instrumentos de especulación ligados al petróleo, los cuales conllevan a una demanda de petróleo no existente, que más tarde implica una excesiva producción y la caída de los precios del petróleo. Como resultado, se observa la necesidad de regulación dentro de este mercado, la cual podría reducir este problema considerablemente.
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