A pesar de la importancia del tema y de lo que arguyen las microfinancieras y quienes las impulsan, al día de hoy se sabe poco acerca del impacto de las microfinanzas sobre temas relevantes como la erradicación de la pobreza y del hambre; la educación de los niños; la salud de toda la familia, pero particularmente de las madres y de los niños menores de cinco años de edad; las tasas de mortalidad infantil; la promoción de la equidad de género y el empoderamiento social a la mujer.
A un nivel macro...
... aún no ha sido posible realizar estudios rigurosos ya que la penetración de las instituciones de microfinanzas es demasiado baja en la mayoría de los países en vías de desarrollo como para que sea posible generar inferencias razonables sobre el impacto económico que este tipo de instituciones han tenido en toda la economía (Honohan, 2008).
No obstante, sí hay una gran cantidad de estudios a nivel micro que han tratado de vincular el acceso de los hogares a los servicios financieros proporcionados por las instituciones de microfinanzas con su nivel de bienestar y su toma de decisiones. Desgraciadamente, como lo hacen notar Karlan y Morduch (2009), hay sorprendentemente poca evidencia empírica rigurosa al respecto. Esto se debe primordialmente a un mal manejo del problema estadístico llamado sesgo de selección.
La mayoría de los estudios realizados a la fecha comparan a los clientes de las instituciones de microfinanzas con individuos que no son clientes. Ya que se espera que los clientes se autoseleccionen para solicitar alguno de los servicios ofrecidos por las microfinancieras, quienes no son clientes no son comparables a quienes sí lo son. Es decir, los clientes de microfinancieras probablemente tienen un nivel de determinación y una habilidad especiales para mejorar sus niveles bienestar.
Por lo tanto, comparar sus resultados con los resultados de los quienes no son clientes (que se presume no tienen la misma determinación y/o habilidad) causa que se exagere el impacto de las microfinanzas. Desafortunadamente, las características personales como el “nivel de determinación” de los individuos o su “habilidad empresarial” son sumamente difíciles de medir o simplemente no son observables.
Localización
Además, las instituciones de microfinanzas también eligen a propósito establecerse en ciertas localidades y no en otras. No obstante, la mayoría de los estudios ignoran esta realidad y comparan los resultados de habitantes que viven en localidades en las que se ha establecido una institución de microfinanzas con los resultados de habitantes que viven en pueblos donde no se tiene acceso a una institución de microfinanzas.
El problema con estas comparaciones es que las instituciones de microfinanzas eligen dónde operar por motivos bien definidos y no al azar. Por ejemplo, estas instituciones pueden tener como objetivo ofrecer sus servicios a los habitantes de las localidades más marginadas de un país, o pueden comenzar sus operaciones cautelosamente en localidades no pobres en las que los clientes tienen una mejor posición económica. Por lo tanto, el sesgo que resulta de la localización no aleatoria de las instituciones puede ir en cualquier dirección.
Esto impone una complicación adicional que debe tomarse seriamente en cuenta si se desea estimar el impacto de los microcréditos sobre la población Para poder solucionar los problemas asociados con las dos fuentes de sesgo de selección, es necesario separar el efecto causal de los microcréditos del efecto de selección a nivel individual y del efecto de selección a nivel localidad.
Esto puede lograrse si se lleva a cabo un experimento en el que se asigne de manera aleatoria el acceso a servicios microfinancieros tanto a las localidades como a los individuos que viven dentro de estas localidades. Sin embargo, éste tipo de estudios son muy ambiciosos y costosos y, hasta la fecha desconocemos la existencia de algún experimento con estas características.