Tener este espacio es un desafío que me emociona y me compromete con mi propósito de vida: mostrarles a las mujeres que son generadoras de riqueza, que si saben manejar el fruto de su trabajo, pueden se y dueñas de su destino.
Hace algunos años tuve la oportunidad de trabajar muy de cerca al tema de la trata de personas. Por increíble que parezca, en México robar a una persona para esclavizarla, fue delito hasta el 7 de octubre de 2007.
Conocí muchas mujeres y jóvenes que se enamoraban de sus traficantes y terminaban siendo explotadas como sexoservidoras a cambio de un infierno de golpes, cautiverio y abusos de todo tipo. Todo el dinero que generaban del sexoservicio les era arrebatado por sus traficantes.
Ahí entendí que las mujeres nos relacionamos con el dinero, de una forma muy distinta a la que los hombres lo hacen. Las mujeres podemos trabajar y entregar el dinero que genera nuestro trabajo a cambio de sentir que alguien nos ama. Esa es la fortaleza de las redes de tráfico de personas.
Por eso creo que las finanzas tienen un lado femenino, una visión que necesitamos hablar para conocer, reconocer y resignificar. Nosotras tenemos recursos que deseamos poner al servicio de quienes amamos. Una mujer que tiene una buena red de apoyo puede sacar adelante a cinco hijos, aún en la viudez. Su motor: el amor y las ganas de ver a sus hijos, su esposo, sus padres, su comunidad, distinta en un sentido positivo y de crecimiento.
Las mujeres podemos representar la diferencia en el nivel de vida, de educación, en la proyección de vida e incluso la tasa de mortalidad en los niños.
Otra cosa que descubrí al trabajar de cerca a la causa del combate al tráfico de personas, es que los derechos humanos y el dinero están estrechamente vinculados.
El derecho fundamental a la libertad se pierde cuando un tercero descubre que otro ser humano le puede rendir frutos económicos. Ahí empecé a centrar mi atención en la relación de los derechos humanos y el dinero y descubrí el término: violencia económica.
Al paso del tiempo y conforme me adentro más y más en el tema de violencia económica, me doy cuenta que es un territorio invisible, desconocido y directamente proporcional a su relevancia.
Es por eso que dedico este espacio a todas las mujeres que destinan su tiempo y dinero en el combate a la trata de personas, a todas las mujeres que hoy están sobreendeudadas porque han pasado los últimos años de su vida viajando por nuestro país, con la esperanza de encontrar a su familiar desaparecido en alguna fosa clandestina.
El dinero es un recurso muy poderoso, que como mujeres podemos aprender a usar, a darle valor y crear la realidad que queremos para cada una y nuestras comunidades.
Bienvenidos a este espacio en el que pretendo con humildad, abonar a la visibilización de la violencia económica, resultado de ese lado femenino que tienen las finanzas y su relación con el dinero y los derechos fundamentales de las mujeres.
Soy Yuri Franco y esta es mi forma de agradecer la vida de este lado de los privilegios.
Hace algunos años tuve la oportunidad de trabajar muy de cerca al tema de la trata de personas. Por increíble que parezca, en México robar a una persona para esclavizarla, fue delito hasta el 7 de octubre de 2007.
Conocí muchas mujeres y jóvenes que se enamoraban de sus traficantes y terminaban siendo explotadas como sexoservidoras a cambio de un infierno de golpes, cautiverio y abusos de todo tipo. Todo el dinero que generaban del sexoservicio les era arrebatado por sus traficantes.
Ahí entendí que las mujeres nos relacionamos con el dinero, de una forma muy distinta a la que los hombres lo hacen. Las mujeres podemos trabajar y entregar el dinero que genera nuestro trabajo a cambio de sentir que alguien nos ama. Esa es la fortaleza de las redes de tráfico de personas.
Por eso creo que las finanzas tienen un lado femenino, una visión que necesitamos hablar para conocer, reconocer y resignificar. Nosotras tenemos recursos que deseamos poner al servicio de quienes amamos. Una mujer que tiene una buena red de apoyo puede sacar adelante a cinco hijos, aún en la viudez. Su motor: el amor y las ganas de ver a sus hijos, su esposo, sus padres, su comunidad, distinta en un sentido positivo y de crecimiento.
Las mujeres podemos representar la diferencia en el nivel de vida, de educación, en la proyección de vida e incluso la tasa de mortalidad en los niños.
Otra cosa que descubrí al trabajar de cerca a la causa del combate al tráfico de personas, es que los derechos humanos y el dinero están estrechamente vinculados.
El derecho fundamental a la libertad se pierde cuando un tercero descubre que otro ser humano le puede rendir frutos económicos. Ahí empecé a centrar mi atención en la relación de los derechos humanos y el dinero y descubrí el término: violencia económica.
Al paso del tiempo y conforme me adentro más y más en el tema de violencia económica, me doy cuenta que es un territorio invisible, desconocido y directamente proporcional a su relevancia.
Es por eso que dedico este espacio a todas las mujeres que destinan su tiempo y dinero en el combate a la trata de personas, a todas las mujeres que hoy están sobreendeudadas porque han pasado los últimos años de su vida viajando por nuestro país, con la esperanza de encontrar a su familiar desaparecido en alguna fosa clandestina.
El dinero es un recurso muy poderoso, que como mujeres podemos aprender a usar, a darle valor y crear la realidad que queremos para cada una y nuestras comunidades.
Bienvenidos a este espacio en el que pretendo con humildad, abonar a la visibilización de la violencia económica, resultado de ese lado femenino que tienen las finanzas y su relación con el dinero y los derechos fundamentales de las mujeres.
Soy Yuri Franco y esta es mi forma de agradecer la vida de este lado de los privilegios.