Dicen que en las crisis los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres. Así pues, cuando hablamos de desigualdad económica, automáticamente la asociamos a una transferencia de riqueza de los pobres hacia los ricos.
Así pues, vamos a darle a desigualdad económica un enfoque diferente para ver si de verdad es tan mala como dicen.
El medidor de desigualdad económica: el coeficiente de Gini
Éste es uno de los indicadores más populares dentro del mundo de la economía y por eso es imprescindible mencionarlo. Conceptualmente, tiene esta representación gráfica:
Donde la línea diagonal representa la absoluta igualdad: el 20% de la población recibe el 20% ingresos, el 40% recibe el 40% y así sucesivamente, ‘todos somos iguales’.
Puesto que la igualdad total es un supuesto nada realista, la representación real de la distribución de los ingresos viene dada por la curva de Lorenz. Conforme más se aleja esta de la línea de igualdad absoluta, el área que hay entre estas dos se hace más amplio, lo que significa que hay mayor desigualdad económica, es decir, que cada vez un menor porcentaje de la población concentra una mayor parte de los ingresos; y dado que este área compone el numerador de la fórmula de cálculo del coeficiente de Gini, el valor de éste se incrementa.
No obstante, ¿es este indicador fiable?
Mejor ser desiguales que ser todos igual de pobres
Hablemos del país que se está adueñando del resto del mundo. Sí, China. Por abandonar el comunismo y abrazar el capitalismo (aunque desde la perspectiva liberal, no en su totalidad), se convirtió en potencia económica, mientras que durante el régimen anterior millones de personas fallecieron por desnutrición, entre varias otras causas de muerte.
Este artículo de Value School explica cómo fue esta transición y no tiene desperdicio.
Entonces, mientras millones de chinos abandonaban la pobreza, ¿se redujo la desigualdad económica? Pues no, justo lo contrario. El coeficiente de Gini de China aumentó considerablemente hasta inicios de siglo 21.
Y, por tanto, si la desigualdad económica ha aumentado y los chinos se han vuelto en general mucho más ricos, ¿es la desigualdad económica buena? Paradójicamente, los famosos países nórdicos tienen coeficientes de Gini muy bajos.
Como habéis podido observar, tanto países donde la desigualdad económica es muy grande como países donde es muy pequeña, la mayor parte de su población pertenece a la clase media; por tanto, la idea a transmitir es la siguiente: la desigualdad económica es irrelevante; no es ni buena ni mala.
¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina? Ahorro vs consumo
En la palabra ‘capitalismo’ ya viene implícito el concepto de ‘acumulación de capital’. El capital puede ser dinero, tierras, recursos tecnológicos y en general activos de los que se espera obtener una futura rentabilidad económica ya sea mediante su utilización o mediante su compra-venta.
Por un lado, las empresas tienen que reinvertir sus beneficios para seguir compitiendo en el largo plazo, por otro lado, necesitan que se consuma su producto para seguir obteniendo ingresos. Esto tan simple, aunque cueste de creer, ha generado uno de los debates más intensos dentro del mundo de la economía.
Los keynesianos (predominantes en las instituciones y organismos estatales) se enfocan plenamente en el consumo ignorando totalmente el rol del ahorro y de la inversión. En cambio, los liberales admiten que el consumo es importante pero que el ahorro y la inversión es prioritario para que la economía prospere.
En ocasiones, los keynesianos consideran que las empresas y consumidores ahorran demasiado y en consecuencia, defienden políticas fiscales y monetarias que estimulen el consumo independientemente de los efectos adversos de éstas.
A pesar del constante intervencionismo estatal mediante la política económica, los estados no pueden impedir la desigualdad económica que generará el avance tecnológico.
Desigualdad económica inevitable: el capital reemplazando a la mano de obra
Si en la Revolución industrial se quemaban fábricas debido al enojo de los obreros por ser reemplazados por máquinas, deberíamos empezar a prepararnos para lo que se viene.
Y no hay mejor forma de ilustrarlo que mediante un ejemplo clásico: la fabricación de automóviles.
En los orígenes del uso de la cadena de montaje, se requería de cierta mano de obra:
No obstante, muchos de los procesos productivos han sido mecanizados, robotizados y automatizados. El famoso brazo robótico industrial es capaz de soldar automóviles con mayor precisión y agilidad que un ser humano normal y corriente.
El avance tecnológico no se detiene, sino que aumenta exponencialmente. De igual forma que los soldadores fueron reemplazados por un robot; muchos empleos actuales serán reemplazados por inteligencia artificial, software de automatización de procesos, Smart contracts y un largo etcétera.
Es inevitable que el capital reemplace la mano de obra una vez más; en el caso de las industrias que van a desaparecer, no verás a un político alertando de los empleos que van a ser prescindibles y que esos trabajadores mejor estudien una ingeniería o algo de informática.
Cómo generar desigualdad económica sin tener un nivel de renta elevado
Innegablemente es difícil hacerse rico. Pero hay una estrategia muy simple mediante la cual cualquier individuo puede generar desigualdad económica en el largo plazo frente a aquella parte mayoritaria de la población que carece de cultura financiera.
La gallina de los huevos de oro se llama ‘Invertir en el mundo’.
Existe un índice mundial compuesto por más de 1000 empresas, el MSCI World, el cual es replicado por fondos indexados y ETFs. ¡No hay mejor forma para apostar por el progreso de la humanidad!
Estrategias muy simples en los fondos indexados que replican este índice como aportar cierto capital todos los meses (lo que se conoce como Dollar Cost Average) o simplemente comprar cuando la bolsa baja puede garantizar a cualquiera un prometedor futuro financiero del que la mayoría de la población jamás podrá gozar.
Enriquecerse mediante la gestión indexada o pasiva es fruto de la constancia y no una consecuencia de ‘robar a alguien’, en contra de los dogmas populares sobre la generación de riqueza.
El Robin Hood moderno: la inflación
El rico se hará siempre más rico tanto si lo hace éticamente como si no; porque está dispuesto a asumir ciertos riesgos, tomar ciertas acciones y educarse de forma que la mayor parte de la gente jamás hará.
Por más que le echen la culpa de todo a los ricos, el ahorrador que no invierte, aunque no lo desee, es lo que yo llamo un inversor inverso, porque el Robin Hood moderno le robará quiera o no. Y para el colmo, hará todavía más ricos a los ricos y/o clase media alta que invierte en el mercado inmobiliario.
Los bancos centrales, mediante las políticas monetarias, roban poder adquisitivo de la clase media y los pobres mediante la inflación con el pretexto de que hay que estimular la economía. Al mismo tiempo, el valor real de la deuda pública disminuye, porque todo ahora es más caro que cuando el Estado se endeudó y se gastó el dinero.
Las instituciones públicas te roban mediante la inflación y luego te hacen creer que es culpa del rico, los empresarios o el capitalismo. El pueblo, sumido en la ignorancia económica absoluta, cede ante el engaño.
Conclusión
La desigualdad económica aumentará inexorablemente debido principalmente a:
La mentalidad de acumulación de riqueza de los ricos y la escasa cultura financiera de la población en general
La tecnología va a reemplazar mucha mano de obra, mucha gente va a acabar en el paro.
La gente no debería preocuparse por algo que no puede cambiar, sino que debería empezar a preocuparse por ellos mismosya queel Estado no lo hará debido a intereses egoístas, puesto que siempre le conviene que el contribuyente siempre sea dependiente de las instituciones.
