Pensamos que la economía es para gente lista y que esta materia es bastante aburrida. Y aún así, millones de personas, estando al mismo tiempo de acuerdo con esa afirmación, se dan a ellos mismos el permiso de opinar abiertamente sobre el capitalismo y el socialismo sin previamente haber profundizado en el significado dos de estos conceptos, además, careciendo de formación básica en economía.
Asimismo, si les preguntásemos una definición, nos darían argumentos reduccionistas, simplistas y generalistas que denotan el mínimo esfuerzo que han dedicado estos individuos a entender esos dos conceptos y que simplemente han sido adoctrinados por la sociedad para que el rebaño opine al unísono, sin sentir, colectivamente, remordimiento alguno de no haber dedicado una pizca de tiempo a la reflexión de cuestiones tan trascendentales como éstas.
Pues bien, en este artículo intentaré que estos dos conceptos queden claro, porque a pesar de que mucha gente dé por sentado que los entienden, realmente no es así, y esta ignorancia colectiva conlleva graves repercusiones socioeconómicas. Sólo tenéis que observar la situación de algunos países del mundo y el estrepitoso fracaso que supuso el comunismo. En otros artículos indagaremos en las causas.
En el apartado Cómo Distinguir un Estado socialista de uno liberal (capitalista) he colocado una buena tabla resumen que sintetiza todo lo que expongo a lo largo del artículo.
Socialismo
La palabra socialismo contiene mucho marketing, porque hace referencia a ‘la sociedad’; lo que nos induce a pensar que consiste en un modelo socio-económico que promueve la cooperación entre ciudadanos para alcanzar colectivamente el máximo bienestar.
No obstante, Economipedia nos da la siguiente definición:
El socialismo es un sistema económico y social que centra sus bases ideológicas en la defensa de la propiedad colectiva frente al concepto de propiedad privada de los medios productivos y de distribución
¿Cuál es la forma de colectivizar medios productivos? Mediante el Estado. De los servicios públicos se podría decir que en cierta medida están ‘colectivizados’, puesto que se financian con los impuestos de los ciudadanos y son gestionados por el Estado.
Por tanto, el socialismo aboga por un sistema donde la administración pública ejerce una gran influencia y poder sobre todos los agentes económicos, privándoles de poder tomar ciertas decisiones libremente o bien haciendo más difícil la interacción entre ellos.
Cuanto mayor sea la interferencia del Estado en cuestiones económicas, legales y sociales, más socialista es ese Estado, ya sea para bien o para mal.
En consecuencia, un socialista, en nombre del bien común, prefiere ceder el control de ciertas libertades individuales al Estado, creyendo que éste es capaz de generar mayor bienestar social y económico que el libre mercado. De hecho, opina que si no existe un elevado control sobre el libre mercado, las empresas privadas abusarán, por ejemplo, laboralmente del trabajador y económicamente del consumidor, y que si se privatizan los servicios públicos, empeorarán de calidad y se encarecerán.
Suena bien que el Estado nos cuide, pero como nos gobierne un sinvergüenza, nos arrepentiremos de haberle cedido tanto poder. Véase, en el caso más extremo, lo que ha sucedido en todos los regímenes comunistas que hayan existido hasta la actualidad.
Capitalismo/libre mercado
El capitalismo y el libre mercado son prácticamente sinónimos. Como soy liberal (capitalista), claramente, tengo un sesgo proclive hacia este sistema y, en consecuencia, os advierto de antemano que me voy a dedicar a defenderlo más que a criticarlo, porque ya le llueven críticas con bastante frecuencia y es difícil decir algo que no hayáis escuchado aún.
Economipedia nos da la siguiente definición:
El capitalismo es un sistema económico y social basado en que los medios de producción deben ser de propiedad privada, el mercado sirve como mecanismo para asignar los recursos escasos de manera eficiente y el capital sirve como fuente para generar riqueza.
Mediante el capitalismo se asume que el libre mercado es el sistema más eficiente para generación de riqueza y el bienestar, como bien explica la definición. Para que haya más libre mercado, los Estados deben estar poco presentes en el ámbito económico, social y legal permitiendo así que los agentes económicos interactúen con las restricciones mínimas para así obtener una actividad económica ágil y dinámica.
Un Estado más grande implica menor libre mercado. Por ejemplo, más regulaciones implican más dificultades para hacer negocios o para contratar empleados; más impuestos supone que el contribuyente dispone de menos renta para consumir o ahorrar mientras que, por otro lado, el Estado decidirá, mediante el gasto público, en qué es conveniente gastarse ese dinero recaudado, ignorando si el contribuyente está de acuerdo o no en cómo se gasta ese dinero.
De la misma forma, la deuda pública es anticapitalista, porque el Estado está endeudando al contribuyente sin pedirle permiso, y si se excede con el déficit público, en el futuro deberá extraer coactivamente más recursos al contribuyente a través de cargas impositivas más elevadas.
Aquellos individuos que desean optar por alternativas privadas en lugar de los servicios públicos y las pensiones públicas se ven obligados a financiarlos coactivamente mediante los impuestos y la seguridad social, además de que el Estado en muchos países monopoliza estos servicios. Dado que estos instrumentos fiscales van en contra de la libertad de elección de los agentes económicos (ej.: si ciertos agentes no quisiesen tener pensión pública), en cierta medida, se puede decir que van en contra del libre mercado.
Hablando sobre la competencia entre empresas y monopolios, en un sistema de libre mercado, al ser tan fácil emprender debido a bajas barreras de entradas y cargas impositivas, la competencia es muy elevada e intensa y por tanto sólo sobreviven aquellas empresas que logran generar mayor valor para el consumidor, por tanto, si una empresa creciese tanto que casi concentre toda la cuota de mercado, sería un monopolio natural que puede ser derrocado por cualquier empresa o industria que ofrezca más valor.
En contraste con lo mencionado anteriormente, los Estados con el dinero del contribuyente pueden mantener monopolios tanto públicos como privados que no ofrecen valor indefinidamente y/o hacer que las empresas grandes tengan poca competencia debido a que las pequeñas y medianas empresas están asfixiadas por las regulaciones y los impuestos.
Existen más ejemplos del libre mercado y el contenido que he explicado se puede extender todavía más, no obstante, todo lo mencionado contiene una base excelente para empezar a entender qué es el capitalismo.
Cómo Distinguir un Estado socialista de uno liberal (capitalista)
Por norma general, salvo escasas excepciones, en todo el mundo se dan combinaciones entre socialismo y capitalismo; y en algunos casos la balanza vira más hacia un lado y en otros hacia el otro.
Si quieres saber cuál es la tendencia económica del Estado en el que vives, aquí tienes una guía ↓:
Socialismo |
Liberalismo |
|
Gasto público |
Elevado |
Bajo |
Impuestos |
Elevados |
Bajos |
Políticas monetarias |
Frecuentes |
Excepcionalmente o poco frecuentes |
Regulaciones |
Frecuentes |
Las mínimas necesarias |
Mercado laboral |
Rígido |
Flexible |
Subvenciones |
Frecuentes |
Escasas o nulas |
Estonia es un país liberal, si no cumpliese con todas las condiciones del liberalismo, al menos las cumple casi todas.
Los países nórdicos son híbridos. Tienen elevado gasto público y un impuesto sobre la renta muy elevado, en cambio, tienen un mercado laboral muy flexible.
Países como Argentina y Venezuela son totalmente socialistas actualmente, puesto que cumplen con todas las condiciones estipuladas en la columna del socialismo.
Conclusión
Hay que ser congruentes con el modelo económico que elegimos, cuando un país con un Estado sobredimensionado fracasa económicamente, no se debería decir ‘ese no es mi socialismo’, de igual forma, sobre el hecho de que una multinacional ejerza explotación infantil o que contamine, un capitalista podría decir también ‘ese no es mi capitalismo’.
Soy partidario del modelo liberal (capitalista) porque prefiero que lo bueno y lo malo que suceda en mi vida sea consecuencia de las decisiones que tomo en lugar de esperar a que llegue al poder un buen gobernante que organice la economía de tal forma que todos estemos bien, como si fuera fácil que ese escenario sucediese.
Espero que, tras haber leído el artículo, en vuestra mente, estas dos igualdades sean tan evidentes como la existencia misma de la gravedad:
Libertad o control. Tú eliges.