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Gestión del riesgo cambiario en compañías internacionales

Las grandes compañías, con presencia a nivel internacional, están expuestas a un riesgo latente a la hora de realizar sus transacciones financieras: los vaivenes en el tipo de cambio en el marco de un régimen cambiario flexible. Por ello, estás empresas están interesadas en participar en los mercados financieros, específicamente, en hallar instrumentos financieros acordes a sus necesidades que frenen o limiten el impacto adverso en sus finanzas a causa esta variable económica. 
 
En este sentido, la exposición al riesgo cambiario es latente por 1) tener caja y otros activos financieros en moneda extranjera, ya que están expuestos a ganar o perder valor con las fluctuaciones cambiarias, 2) tener ingresos en moneda extranjera o cumplir con sus obligaciones en divisas cuando la compañía trabaja con moneda local, ya que variaciones el tipo de cambio propician menos ingresos o más egresos, respectivamente, y 3) mantener deudas en moneda extranjera, comerciales o financieras. Aquí, el riesgo asociado es pagar más de lo que originalmente se debía por mantener deuda en moneda extranjera. 
 
Ahora, existen dos posiciones en el riesgo cambiario. Primero, una posición larga donde el riesgo se cristaliza cuando se aprecia la moneda local o disminuye el valor del tipo de cambio. En este caso, las compañías incurren en pérdidas si posee gran parte de sus activos en moneda extranjera, ya que su valor será menor. Segundo, una posición corta donde la depreciación de la moneda local, o aumento en valor de tipo de cambio, afecta a las empresas. Aquí, una mayor cantidad de pasivos en moneda extranjera ponen en jaque a estos entes económicos ya que son más costosas sus obligaciones. 
 
A fin de gestionar este riesgo, las compañías monitorean sus ingresos y egresos en moneda extranjera con el fin de encontrar un “equilibrio” que les permita determinar la cantidad requerida en moneda extranjera para llevar a cabo sus operaciones cotidianas: a esto se le denomina cobertura natural. Asimismo, estos entes “entran” al mercado de derivados con el fin de cubrirse de las perdidas asociadas a la moneda extranjera: esto corresponde a la cobertura financiera. Para ello, se pactan contratos donde ambas partes se comprometen a realizar una acción en el presente y en el futuro, y sus valores se basan en otro activo subyacente. 
 
Así, los cuatro tipos de contratos básicos en la cobertura cambiaria son: 
 
  1. Forward de divisas. Un contrato entre donde se fija la compra o la venta de divisas a futuro, incluyendo el tipo de cambio pactado, el monto y la forma de entrega. Existen dos tipos de forward: con entrega de flujos al vencimiento y solo con compensaciones sin entrega. Estos instrumentos se negocian en mercados no organizados, sin cámara de compensación
  2. Futuro de divisas. Un contrato parecido, aunque no igual, al forward ya que se trata de contratos estandarizados y pactados en mercados organizados, donde opera la cámara de compensación. 
  3. Opciones de divisas. Un contrato que funge como instrumento para transferir el riesgo cambiario, el cual se desplaza de los agentes que desean protegerse y deben pagar un precio hacia aquellos que sí están dispuestos a asumirlos. Una opción sobre una divisa le da a su propietario un derecho de adquirir (call) o vender (put) determinada cantidad de dicha moneda a un tipo de cambio establecido, pero teniendo que pagar una prima por ese derecho denominada call spread o put spread. Estos instrumentos se negocian en mercados organizados. 
  4. Swaps de divisas. Un contrato mediante el cual una entidad bancaria paga a una empresa amortizaciones y una tasa de interés (fija o variable) sobre determinado monto pactado en una moneda; mientras que la empresa paga amortizaciones y una tasa de interés sobre determinado monto pactado en otra moneda. El tipo de cambio para el cálculo de las amortizaciones se mantiene fijo y se acuerda al inicio del contrato. Estos instrumentos se negocian en mercados no organizados. 
 
En resumen, las empresas internacionales están expuestas al riesgo cambiario ya que 1) poseen activos, 2) tienen obligaciones, y 3) registran ingresos y egresos en moneda extranjera. En este tenor, se gestiona este riesgo por medio de la cobertura natural y la cobertura financiera, donde la empresa mira este riesgo desde dentro y fuera, respectivamente. En el caso de la última, dependiendo de la posición y del instrumento, las empresas pactan contratos en el mercado de derivados a fin de evitar pérdidas asociadas a los vaivenes del tipo de cambio.

Cada instrumento requiere su estudio específico y, por tanto, queda fuera de este artículo introductorio de la gestión del riesgo cambiario de las empresas internacionales. 

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