Japón es una economía estancada desde hace más de dos décadas, que prueba de manera contundente que la emisión de moneda desmedida no ha resultado en ningún incremento verdadero de la demanda o actividad económica.
Si la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales han experimentado con la política monetaria de diferentes maneras; El Banco Central de Japón los hace ver como un juego de niños, ya que ha implementado programas de QE (flexibilización cuantitativa) de manera más agresiva, buscando desesperadamente entre sus metas el querer llevar la delantera en la “guerra de divisas” y hacer del débil Yen el medio para impulsar las exportaciones. La ironía es que aún así tiene una deflación más profunda que otras economías desarrolladas y la deuda pública más escalofriante, que se sitúa en más del 250% con respecto al producto interno bruto y año con año va en aumento.
Como ninguna medida del BOJ (Banco Central de Japón) parece funcionar, se han sumado a NIRP (tasas de interés negativas) aplicando un -0.1% en un intento fallido más por alentar al sistema bancario a prestar inmediatamente el dinero y estimular la demanda de la economía real; cruda realidad que la mayoría del crédito también termina en activos financieros y el efecto goteo en la mayoría es escaso o nulo. Prueba de las buenas noticias para los especuladores, es que el índice NIKKEI rápidamente reaccionó en una alza del 3%. Pero por otra parte, con estas políticas de tasas bajas de dos décadas lo que sí ha logrado Japón es castigar la buena cultura del ahorro arraigada de sus habitantes, obligándolos a gastar y con esta medida lo que se desea es que se haga a toda costa.
Mostrando su escepticismo Izumi Devalier, un economista representante del HSBC de Japón, dijo:
Las tasas de interés ya están en mínimos históricos, no esperamos que estas medidas tengan un impacto significativo en la economía real, o la inflación.
Según el comunicado del BOJ, su más grande preocupación es caer en la espiral deflacionista de la que tanto huyen y que no puedan alcanzar la meta de inflación que llevan años persiguiendo del 2%; incluso no descartan bajar más del 0.1% si lo consideran necesario. Con esto, Japón se adhiere a los países que pasaron de 0% a intereses negativos como Suiza (-0.75%), Suecia (-1.1%) y Dinamarca (-0.65%). Es cuestión de tiempo para que la recesiva economía de Estados Unidos abandone esas advertencias de más alzas paulatinas de tasas y regrese a ZIRP (política de interés 0), para sumarse con el tiempo a este ingenioso método por mantener el enfermo sistema financiero a flote. Algo que no descarta Janet Yellen, ya que lo ha dejado entrever en una audiencia ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes en Noviembre del 2015, donde mencionó que “podría llevar las tasas de interés por debajo de 0% si la economía Estadounidense empeorara."
En conclusión, después de años de ZIRP, QE y recientemente NIRP, intentando impulsar la demanda, queda claro que los bancos centrales son cada vez más impotentes cuando se trata de manipular la economía. Pueden imprimir todo el dinero que quieran pero no el crecimiento económico, los gobiernos por aferrarse a expectativas poco realistas están haciendo una enorme apuesta a estos grandes experimentos que causarán inevitablemente la ruina del sistema entero.