Es evidente que las finanzas están en un momento importante de disrupción; la muestra más importante es que, en 2017, el Premio Nobel de Economía no se entregó al investigador que desarrolló el mejor modelo para explicar los fenómenos económicos a nuestro alrededor, sino al individuo que estudió la relación entre las ciencias sociales, la medicina y las finanzas a través de las finanzas conductuales. Richard H. Thaler, galardonado con este importante premio en 2017, estudió durante décadas la irracionalidad de las decisiones que tomamos con respecto a las finanzas y cómo influye el raciocinio, la falta de autocontrol y nuestra percepción de justicia en la administración de nuestro dinero. (Maqueda, 2017).
Entendidas como el área que estudia la relación entre las emociones y las actividades financieras, las finanzas conductuales establecen que las decisiones relacionadas a inversiones y riesgos no son independientes de nuestros sentimientos, por lo que nuestro estado de ánimo y nuestra aversión al riesgo intervienen en las decisiones que tomemos con nuestro dinero. Se ha concluido –por ejemplo– que la oxitocina favorece las inversiones de alto riesgo gracias a que esta hormona está asociada con el incremento de confianza en el individuo. (Hernández, 2010).
Además de las segregaciones hormonales, los gustos personales también influyen en nuestra conducta irracional: quizá un inversionista pueda comprar acciones de una empresa popular solamente por la euforia de invertir en su compañía favorita, sin considerar antes otros factores importantes; o bien, podemos preferir comprar un café en el negocio más popular, aunque cueste el triple que en un puesto convencional. Esto se explica gracias a que nuestras decisiones son influenciadas por factores ajenos a la objetividad, como la cultura, los gustos y preferencias de cada individuo.
Este tipo de estudios proporcionan una perspectiva más amplia de cómo podemos prevenir decisiones que afecten la estabilidad económica en un mercado. Por ejemplo, bastaría una muestra de afecto sincero entre dos personas, ver una comedia o contar un chiste para asegurar que un gerente financiero consiga que la Junta Directiva de una empresa tome una decisión favorable de crecimiento (Hernández, 2010). En el campo de las finanzas conductuales y las neurofinanzas aún hay mucho por explorar, y a pesar de que estos hallazgos puedan resultar fascinantes, es importante que tengamos precaución y actuemos con cautela y ética, para no generar conflictos que eventualmente nos generen resultados negativos.
Referencias:
Gómez-Bezares, F. (2018). ¿Afectan las emociones a las decisiones financieras? Recuperado el 18 de Febrero de 2018 de Cinco Días sitio web: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/02/06/mercados/1517934480_421646.html
Hernández, M. (2010). Neurofinanzas: Cuando las decisiones financieras no son racionales.Tec Empresarial, 4 (3), pp. 21-30.
Maqueda, A. (2017). Richard H. Thaler, Premio Nobel de Economía
2017. Recuperado el 18 de Febrero de 2018 de El País sitio web: https://elpais.com/economia/2017/10/09/actualidad/1507532364_821806.html
Gerardo Israel Padilla Villarreal
Director de Investigación MDL CETYS Tijuana