Tras informar de una caída del 17% en sus beneficios antes de impuestos, el HSBC, uno de los mayores bancos de Europa, pide disculpas a clientes e inversores por las prácticas realizadas en el pasado en su división suiza de banca privada.
Se le acusa de ayudar a cientos de clientes a la evasión fiscal. La filtración de documentos de la filial suiza, suministrados por el exempleado del banco Hervé Falciani, permitió ubicar clientes de 203 países con cuentas en esa institución (aunque poseer una cuenta bancaria en un banco suizo no es ilegal y muchas tienen propósitos legítimos).
A esto se le suma el reconocimiento por parte del banco de que su consejero delegado Stuart Gulliver tiene también 5 millones de libras en la filial del HSBC situada en Suiza. La admisión por parte de la entidad, responde a la investigación publicada en el diario británico "The Guardian", que sugería que también Gulliver pretendía cometer la evasión. Todo esto ha generado polémica en Reino Unido, ya que se cuestiona si la Hacienda británica podía conocer de estos hechos.
Por su parte, en México, el SAT afirma estar en continuo contacto con las autoridades francesas y suizas para obtener información sobre posibles evasores de impuestos presuntamente ayudados por la filiar de HSBC. Además, se recuerda que en 2012 esta unidad fue advertida por un subcomité del Senado estadounidense, que señaló a HSBC México por tener un historial de deficiencias antilavado de dinero, que incluían la falta de políticas para conocer al cliente, un sistema de monitoreo disfuncional y usuarios de alto perfil involucrados en el tráfico de drogas.
Por otro lado, la entidad da un ultimátum a sus negocios de México, Brasil, Turquía y Estados Unidos. Si en uno o dos años no muestran su valor, se tendrían que tomar soluciones extremas. Apunta Gulliver, que se consideraría la enajenación de negocios para simplificar el banco y mejorar los retornos, aunque no dijo qué unidades serían las vendidas.
Necesitamos absolutamente darles un giro o tendríamos que pensar en soluciones más extremas al problema.
apuntaba el jefe del HSBC.