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Más de lo esperado

Las últimas declaraciones de la máxima autoridad monetaria americana no debieron sorprenderle al lector asiduo de este espacio, pues desde hace un par de meses he venido expresando mi pensar en torno a lo contraproducente que podría ser el emprendimiento de un ciclo de recortes de tasas en un ambiente de solidez económica (mayormente estimulada por la demanda) y con un balance de riesgos inflacionarios aún sesgado al alza, así como en lo prematura que ha sido la reacción de los inversionistas con respecto al desenvolvimiento futuro de la política monetaria.


Los datos más recientes de los futuros de tasas implícitas de la FED muestran que el esperado inicio del proceso de flexibilización se postergaría un tanto más, pues, de avizorar 6 recortes del rédito referencial a principios de 2024, ahora espera sólo 2, con lo cual cerraría el año en el rango objetivo de 5.00 – 5.25%; significando, un ajuste a la baja de 25 básicos en lugar de los 150 estimados inicialmente (Tabla 1).


En esa línea, durante el último medio mes, diversos funcionarios de la FED han estado manifestando su suspicacia acerca de qué tan adecuada y eficiente está siendo la restricción monetaria, e incluso hay quienes han comenzado a hablar sobre la posible necesidad de retomar el alza de tasas, decisión que se evaluaría a partir de la evolución de los datos económicos (Figura 1).


Lo anterior, junto con el infortunado progreso del conflicto en Medio Oriente (y sus inherentes efectos en los niveles generales de precios) ha comenzado a pesar en el ánimo del mercado.

El S&P 500 cerró la semana con una caída de -3.05%, mientras que el Nasdaq Composite con -5.52%, tratándose, en ambos casos, de sus peores desempeños semanales desde marzo de 2023 (-4.55%) y noviembre de 2022 (-5.65%), respectivamente, por su parte, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, que se mueve en sentido contrario a los precios, han vuelto a subir por encima del 4.6%, superando en aproximadamente 40 puntos básicos el rendimiento de los beneficios del S&P 500, siendo el diferencial más amplio desde el 2002 (Gráfica 1).

En conclusión, en la medida que aumenten los rendimientos de los bonos gubernamentales, el equity volverá a perder atractivo frente al mercado de dinero.


Indudablemente, la política monetaria internacional se perfila hacia un ciclo expansivo (Figura 2).

No obstante, como ya se lo he mencionado, los recortes no serán tan pronunciados y constantes como lo fueron las subidas. Por ejemplo, hablando de las economías desarrolladas, se prevé que las tasas de interés, en conjunto, se reduzcan menos de 100 básicos.

En términos de inversión, ¿qué nos esperaría?

Una selección más conservadora.

La cruda realidad le vuelve a ganar a los pronósticos.

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