A diferencia de cualquier otro deporte, si algo tiene el balompié es que, se sea o no fanático (como es el caso de su servidor), no es indiferente ante nada ni nadie, pues es más que un «simple juego», es afición, diversión, entretenimiento, inspiración y el «pretexto perfecto» para unirse y compartir con conocidos y desconocidos.
Más allá de lo anterior, es sabido el multimillonario negocio que es, y, por consiguiente, de sus enormes y profundos alcances en la economía, particularmente cuando se celebran torneos internacionales, como la Liga de Campeones de la UEFA o la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA. Enfocándonos en esta última, revisemos algunos datos.
Si se consideran los costos de construcción y remodelación de estadios de fútbol, así como el gasto total en infraestructura (construcción y remodelación de hoteles, centros recreativos, medios de transporte y aeropuertos), la vigésima segunda edición de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA es, por mucho, la más cara de la historia; donde, el país anfitrión, Catar, ejerció un gasto de aproximadamente US$ 4.3B, superando en 557.20% el costo promedio de las últimas 7 (Gráfica 1).
De acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA, por sus siglas en francés), tan sólo la audiencia televisa promedio registrada durante la Copa Mundial de Fútbol de 2018 fue de 191 millones para los 64 partidos que se disputaron, mientras que la final, Francia – Croacia, atrajo una audiencia promedio de 517 millones de personas, superando significativamente a la audiencia televisiva del Super Bowl LVI, la cual osciló por debajo de los 150 millones de personas.
Si se consideran los costos de construcción y remodelación de estadios de fútbol, así como el gasto total en infraestructura (construcción y remodelación de hoteles, centros recreativos, medios de transporte y aeropuertos), la vigésima segunda edición de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA es, por mucho, la más cara de la historia; donde, el país anfitrión, Catar, ejerció un gasto de aproximadamente US$ 4.3B, superando en 557.20% el costo promedio de las últimas 7 (Gráfica 1).
De acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA, por sus siglas en francés), tan sólo la audiencia televisa promedio registrada durante la Copa Mundial de Fútbol de 2018 fue de 191 millones para los 64 partidos que se disputaron, mientras que la final, Francia – Croacia, atrajo una audiencia promedio de 517 millones de personas, superando significativamente a la audiencia televisiva del Super Bowl LVI, la cual osciló por debajo de los 150 millones de personas.
¿Qué tanto es tanto? Para ponerlo en perspectiva, mientras que, en el Mundial de 2018, de acuerdo con las estimaciones, aproximadamente 3,560 millones de personas vieron al menos un minuto de cobertura, apenas 3,050 millones de personas y 2,010 millones de personas sintonizaron un minuto de cobertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y los Juegos Olímpicos de Pekín 2022, respectivamente.
En conclusión, el Mundial de Fútbol es la competencia más sintonizada en el mundo de los deportes (Gráfica 2).
Como lo sabe, el mundo atraviesa por uno de los periodos inflacionarios más extenuantes de los últimos tiempos; sin embargo, no significó una limitante para que los aficionados del fútbol no presenciaran en vivo y a todo color a su equipo favorito. Dos ejemplos de ello son Argentina y México, donde, al corte de septiembre de 2022, la tasa inflacionaria interanual se situaba en 83% y 8.7% a correspondencia, y que, a pesar de ser las más altas en lo que va del presente siglo, se ubicaron en el top 10 de los países con más entradas para el Mundial 2022. (Gráfica 3).
Pero no todo repercute sobre la economía o la publicidad y los medios, sino también en las finanzas y los mercados financieros.
En conclusión, el Mundial de Fútbol es la competencia más sintonizada en el mundo de los deportes (Gráfica 2).
Como lo sabe, el mundo atraviesa por uno de los periodos inflacionarios más extenuantes de los últimos tiempos; sin embargo, no significó una limitante para que los aficionados del fútbol no presenciaran en vivo y a todo color a su equipo favorito. Dos ejemplos de ello son Argentina y México, donde, al corte de septiembre de 2022, la tasa inflacionaria interanual se situaba en 83% y 8.7% a correspondencia, y que, a pesar de ser las más altas en lo que va del presente siglo, se ubicaron en el top 10 de los países con más entradas para el Mundial 2022. (Gráfica 3).
Pero no todo repercute sobre la economía o la publicidad y los medios, sino también en las finanzas y los mercados financieros.
Diversos estudios han develado que coexiste una relación entre los resultados del Mundial de Fútbol y los retornos del mercado de valores, manifestándose a través del sentimiento del inversionista. La primera investigación que habló del tema se titula “Sports Sentiment and Stock Returns”, la cual demostró que, en promedio, después de que el equipo de fútbol de un determinado país perdiera en la Copa del Mundo, su Bolsa registraba un retorno significativamente inferior al promedio el siguiente día de negociación, de aproximadamente -49 básicos (Figura 1).
¿Quién será el campeón del mundo? Aunque usted no lo crea, además de los apostadores, los economistas han desarrollado modelos de pronóstico para estimar quién será el campeón del mundo. Por ejemplo, Liberum Capital, una firma de corretaje inglesa, desarrolló un modelo de pronóstico que considera 4 variables; el clima, el tamaño de la población, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y la cultura, y, en esta ocasión, posiciona a Argentina como el nuevo campeón del mundo.
¿Quién será el campeón del mundo? Aunque usted no lo crea, además de los apostadores, los economistas han desarrollado modelos de pronóstico para estimar quién será el campeón del mundo. Por ejemplo, Liberum Capital, una firma de corretaje inglesa, desarrolló un modelo de pronóstico que considera 4 variables; el clima, el tamaño de la población, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y la cultura, y, en esta ocasión, posiciona a Argentina como el nuevo campeón del mundo.
Si me preguntarán un antónimo de indiferencia, sin pensarlo mucho, respondería «fútbol».