Estamos en la recta final de 2021. Sin duda, un año lleno de enormes y nuevos retos, pero de mucho aprendizaje en diferentes contextos. Es momento de reflexionar y congratularnos por todo lo concretado, pero también por aquello que aún no. Es hora de poner sobre la mesa esos temas que han quedado pendientes y plantear sus posibles soluciones. En ese sentido y desde un punto de vista subjetivo, revisemos cuál es la agenda económica, cómo sobrellevarla y cuál es el escenario ideal en 2022.
- Lograr en su totalidad el control pandémico. A la primera quincena de diciembre, se tiene un acumulado de 272,197,443 casos de COVID-19 en el mundo, mientras que en México la cifra es de 3,921,682 contagios; significando un incremento anualizado de 269.34% y 212.24%, respectivamente. Es indispensable que el sector público y la industria privada continúen creando sinergias en la lucha contra el COVID-19, desarrollando mejores antídotos e inmunizando a más porcentaje de la población, no olvidando también que nosotros como ciudadanos debemos poner de nuestra parte. Sin salud universal, no tenemos nada.
- La inflación converja en su meta de 3 por ciento +/- un punto porcentual. Cerramos el onceavo mes del año con una tasa inflacionaria anualizada de 7.37%; la más alta registrada desde hace 21 años. Durante los meses venideros, la renovada junta de gobierno del Banco de México (Banxico) deberá trabajar arduamente en su objetivo prioritario, combatiendo contundentemente la aceleración descontrolada de los precios a través de una política monetaria restrictiva ordenada, lo cual evitará la formación de precios de segundo orden y la desestabilización de las condiciones financieras.
- El Producto Interno Bruto (PIB) de México crezca 4%. Soy consciente de que se trata de una estimación muy optimista, es más creíble que sea del orden de 3%; no obstante, es necesario que se incentive la inversión creando un entorno de mayor transparencia para los inversionistas, y que sean aprovechadas las oportunidades de negocio que se han creado en esta pandemia, como, por ejemplo, el interés de numerosas empresas por reestructurar sus cadenas de suministro, en donde nosotros podríamos ser un jugador protagónico.
- Un tipo de cambio USDMXN por debajo de los 22. A lo largo del año, los pronósticos del tipo de cambio van cambiando, motivados por factores internos y externos. De los primeros habrá que prestar especial atención al desenvolvimiento que presenten las iniciativas de reforma, como la eléctrica, por poner un ejemplo. Respecto a los últimos, el impacto de la subida de tasas por parte de la Reserva Federal en la economía mundial y las elecciones del Senado de nuestro vecino del norte, donde se disputará la mayoría demócrata.
- Lluvia de OPI en el mercado bursátil. No es secreto que las Bolsas de Valores nacionales sufren una sequía de Ofertas Públicas Iniciales (OPI), la cual se ha prolongado por casi un quinquenio. Por lo mismo, recientemente la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB) dio a conocer una serie de iniciativas que permitirían a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMES) ser partícipes del mercado de valores; un gran paso, y más si consideramos que la gran mayoría de las empresas del país son PyMES.
- Nuevos máximos históricos para el S&P/BMV IPC. Con todo y la pandemia, nuestros índices bursátiles de referencia marcaron nuevos máximos históricos, viéndose impulsados por la resiliencia del mercado mexicano y el ciclo de relajación monetaria. El próximo año no será lo que fue en 2020 y 2021 para la renta variable; no obstante, hay quienes apuntan a que el S&P/BMV IPC cerrará 2022 en 58,000 puntos.
- Mantener el grado de inversión. Una cruel realidad que nos aqueja es que la deuda soberana de México está en «la rayita» del último peldaño de grado de inversión. Es importante que se consolide un entorno confiable y seguro para los capitales, nacionales y extranjeros, de lo contrario no sólo continuaremos descarrilándonos de la senda de recuperación económica, sino también se nos encarecerá el financiamiento, enfermando la salud de nuestras finanzas públicas, la cual por ahora podemos seguir presumiendo con orgullo.
- Asegurar los ingresos de producción petrolera para el siguiente ejercicio fiscal. Uno de los grandes aciertos que la hacienda pública mexicana puede jactarse desde hace dos décadas es el aseguramiento de los ingresos de producción petrolera cada año, con excepción de 2003 y 2004. En estos 20 años, el gobierno ha destinado US$ 15,100B en comisiones adquiriendo opciones de venta, obteniendo una ganancia superior al 9%, resultado de las 4 veces que la cobertura ganó dinero. La incógnita es que a la penúltima semana de diciembre se desconoce quiénes son las contrapartes del acuerdo para 2022.
- Mayor dinamismo en el consumo. En teoría el apetito por consumir ha ido mejorando, eso denotan los Indicadores de Confianza del Consumidor (ICC); sin embargo, las perspectivas económicas para los próximos 12 meses se tornan de color claroscuro, ante la aceleración inflacionaria. La perdurabilidad de la recuperación del mercado laboral, junto con el control inflacionario serán la clave para retornar a los niveles prepandemia.
- Restablecimiento del sector terciario. Al 3T21, las actividades terciarias se sitúan -2.7% por debajo de los niveles registrados en enero de 2020, convirtiéndose en el sector económico más rezagado. Las actividades de ocio y recreación, pilar importante del sector, tenderán a mejorar conforme se contenga la pandemia, no hay más. Lo cierto y quizá por estrategia (muy mala por cierto) es que en México una y otra vez se aligeran las medidas sanitarias en los momentos más álgidos de contagio, encaminándonos de manera constante en un círculo vicioso.
- Preservar la solidez de las exportaciones. Uno de los principales motores en el proceso de recuperación de la economía nacional, indudablemente, lo son las exportaciones, que, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) crecerán 17% este año, mientras que las importaciones lo harán en 29 puntos porcentuales. El brazo exportador se ha visto beneficiado por el incremento en los precios de los productos básicos. Hacia futuro, debemos fortalecer los lazos comerciales que tenemos en todos los rincones del mundo y diseñar estrategias vanguardistas en las industrias clave, como la automotriz, donde por ahora todavía no contamos con una agenda verde.
- Ver a las remesas como un complemento, no como la solución. México ocupa el tercer puesto como receptor de flujos de remesas en el mundo, concentrando el 51%. Se espera que las remesas alcanzarán el 4.1% del PIB en 2021. Seguramente también usted ha visto que para muchos el crecimiento de las remesas es sinónimo de una economía sana. Lo cierto es que es todo lo contrario, indica que hay una carestía de oportunidades laborales, conllevando a los connacionales a dejar el país. De continuar teniendo esa mentalidad, no lograremos obtener crecimiento ni mucho menos desarrollo económico.
Quiero dedicar estas últimas líneas para desearle una maravillosa Navidad en compañía de sus seres queridos. Que el amor, la paz, la unión familiar y la tranquilidad le colmen siempre.