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Veinticinco años de existencia; 1,300 proyectos distribuidos en más de 280 ciudades chinas; desarrollo y colocación de más de 12 millones de viviendas; participación en 8 sectores económicos; lugar número 43 del ranking Fortune 500; 200,000 empleados, y una deuda de más de US$ 300B, ¿de quién hablamos? De China Evergrande Group (HK: 3333).

Hasta hace poco, Evergrande era un nombre poco familiar en Occidente, pero éste dio la vuelta al mundo luego de que la compañía anunciase su disposición a incumplir con sus obligaciones financieras, palabras que ocasionaron ajustes en los mercados internacionales durante la sesión bursátil del 20 de septiembre pasado (tan sólo en los Estados Unidos de América, las Bolsas corrigieron en promedio 1.89%) ¿por qué tanto eco? Pues se trata de nada más y nada menos que de la segunda desarrolladora inmobiliaria más grande del gigante asiático.

El mercado de bienes raíces de la República Popular China ha tenido un enorme auge en las últimas décadas, siendo un activo que casi cualquier persona podría permitirse (se estima que más del 70% de la riqueza de los hogares está vinculado con el sector inmobiliario), a razón de, entre otras cosas, la especulación. Por otro lado, desde el punto de vista cultural, tener una propiedad denota un estatus social más alto

Lo cierto es que gran parte de ello, ocasionó la implementación de políticas deficientes, dando como resultado el surgimiento de «ciudades fantasmas», que, en suma, con medidas de regulación estrictas, ocasionó la ralentización de la vivienda.



La industria inmobiliaria, por naturaleza, incurre a un excesivo apalancamiento; sin embargo, desde hace un quinquenio, la deuda de Evergrande ha sobrepasado en promedio 90% a la del sector inmobiliario chino en su conjunto y, que, de acuerdo con UBS, dicha compañía posee el 6.5% de la deuda total del sector (Gráfica 1).

Al analizar lo anterior, es importante considerar la cada vez más robusta política regulatoria en la economía china, la campaña de despalancamiento y sobre todo el mayor escrutinio en el sector inmobiliario, como lo mencioné anteriormente, en línea con la Estrategia de Circulación Dual (CDS, por sus siglas en inglés). Ejemplo de este último, es la limitación que tienen los bancos para otorgar créditos hipotecarios, así como el mantenimiento de las hipotecas hasta el vencimiento, resultando en una baja tasa de titulización hipotecaria, lo cual evita prestamos de alto riesgo. Asimismo, los grandes depósitos de efectivo que deben realizar los adquirientes de una vivienda durante el proceso de compra.

En torno a este caso, en el futuro inmediato y lejano se ve muy poco probable que el gobierno chino meta sus manos en la compañía a través de un rescate total, pero sí hay mucha probabilidad de una intervención ante una reestructuración de la deuda, permitiendo así el extendimiento del cumplimiento de las obligaciones, reducción de las tasas de interés, y asistencia financiera. Al mismo tiempo que le da soporte a su política «prosperidad común», salvaguardando cuando menos los hogares de 1.5 millones de personas, logrando contener el riesgo sistémico, rubro de suma importancia en la política económica China.

Ésta es solo una prueba más de las que el sistema financiero internacional se está y estará enfrentando en una economía postpandemia, pero lo que sí es seguro es que Evergrande no es Lehman Brothers (ni siquiera comparable).  

Por último y como conclusión, Evergrande desacreditará por completo aquella expresión “Too big to fail”, en su lugar, preferiría utilizar “Too big and strategic to fail.”



*Acepción psicológica.
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