Si no hay fallas de mercado en los mercados crediticios, el crédito se distribuirá de manera eficiente.
Esto implica que los individuos cuyas inversiones arrojan mayores rendimientos deben tener la misma capacidad de obtener un préstamo que aquellos individuos cuyas inversiones arrojan rendimientos menores, y viceversa.
Sin embargo, de acuerdo con el principio de rendimientos decrecientes del capital, el crédito debería asignarse a microempresarios pobres, cuyos proyectos generalmente tienen tasas de retorno altas, y no a individuos ricos, cuyas tasas de retorno suelen ser menores (ver Figura 1.1).
FIGURA 1.1: RENDIMIENTOS DECRECIENTES DEL CAPITAL.
El principio de rendimientos decrecientes del capital se deriva de la hipótesis de que la función de producción que enfrentan las empresas, por más pequeñas o grandes que éstas sean, es cóncava, (curva azul en la figura 1.1).
La concavidad proviene de la observación de que cuando un empresario invierte más capital en la producción, se espera que se produzca más, pero cada unidad adicional de capital generará cada vez incrementos en las ganancias más y más pequeños.
La concavidad implica, pues, que las inversiones de las microempresas de los pobres, las cuales operan con relativamente poco capital, deberían generar mayores rendimientos que las inversiones de empresas que operan con una gran cantidad de capital.
Esto se observa claramente en la Figura 1.1. A un nivel de inversión bajo, como K1, se obtienen retornos altos representados por la pendiente de la línea roja R1. Por otro lado, a niveles de inversión altos, como K2, se obtienen retornos bajos representados por la pendiente de la línea roja R2.
Los microempresarios pobres, por lo tanto, deberían estar dispuestos a, y ser capaces de, pagar a los bancos tasas de interés más altas que empresas más ricas. Es decir, el capital debería fluir naturalmente de los bancos a los microempresarios pobres y no a las grandes corporaciones. Sin embargo, en la vida real, no vemos que esto ocurra.
Si bien es cierto que el riesgo asociado con la inversión de capital en una microempresa es más alto que el riesgo asociado con la inversión en una gran corporación, los altos rendimientos que pueden ofrecer los microempresarios, compensan este riesgo adicional.
Es por esto que, desde un punto de vista de economía básica, la necesidad de que deba intervenir el gobierno en los mercados crediticios y/o de que existan instituciones de microfinanzas para que los microempresarios pobres tengan acceso a créditos es algo sorprendente.