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Activos y Monedas digitales, la nueva era del dinero

El dinero se ha transformado desde tiempos antiquísimos, evolucionando desde el trueque hasta hoy día donde los bytes comienzan a reemplazar al efectivo.
 
En la era digital en la que vivimos, el sistema financiero mundial está experimentando una transformación significativa. Después de la pandemia que pasamos, la transformación se vio aún más acelerada en un entorno donde la gente buscaba más alternativas para buscar retornos rápidos en medio de escenarios altamente volátiles.
 
Activos digitales como Bitcoin y Ethereum tuvieron alzas significativas, por lo que el FOMO (fear of missing out) hizo que mucha gente experimentara con estos criptoactivos, pero más allá de las ganancias o pérdidas que pudieron haber tenido, muchos inversionistas se percataron de los beneficios de la descentralización y de la facilidad, accesibilidad y confiabilidad para transaccionar como es el caso de la blockchain de Bitcoin. Una red mucho más eficiente que el mismo SWIFT, que es el acrónimo de Society for Worldwide Interbank Finantial Telecomunication, un sistema de comunicación bancaria al que actualmente pertenecen la gran mayoría de bancos que operan en el mundo.
 
Por otro lado, los bancos centrales no se quedan atrás y muchos de ellos ya se encuentran desarrollando CBDCs (Central Bank Digital Currencies) sus propias monedas digitales y Banco de México no es la excepción. Aquí tenemos que hacer un alto y precisar cual es la diferencia entre monedas digitales y activos digitales:
 
 
Los CBDCs son monedas digitales emitidas y respaldadas por un banco central. Son versiones digitales de la moneda fiduciaria tradicional de un país, como el dólar o el euro. Los CBDCs son emitidos y regulados por las autoridades monetarias y están respaldados por la confianza en el banco central y en el sistema financiero del país.
 
Los activos digitales por su parte, son representaciones digitales de un valor que pueden ser transferidos, almacenados y negociados electrónicamente. Los activos digitales pueden incluir criptomonedas como Bitcoin, Ethereum, Ripple, Litecoin, entre otras, así como tokens no fungibles (NFTs) que representan la propiedad o la autenticidad de un activo único, como una obra de arte digital, un coleccionable o un certificado. A diferencia de los CBDCs, los activos digitales no están emitidos ni respaldados por un banco central o una institución financiera centralizada, sino que funcionan en redes descentralizadas como blockchain.
 
En término simples, la principal diferencia entre CBDCs y activos digitales radica en su emisor y respaldo, además el registro de las transacciones en criptomonedas es abierto y descentralizado sin registrar datos personales, mientras que los movimientos de una moneda digital si los registraría, lo que pone en riesgo la privacidad y confidencialidad. Aunque ambos conceptos fomentan e impulsan la inclusión financiera, las criptomonedas no dependen del dinero en los bancos centrales o de intermediarios de confianza como la banca comercial para realizar operaciones, lo que elimina las ineficiencias y los costos adicionales. Irónicamente han surgido nuevas formas de criptomonedas, denominadas monedas estables (stablecoins) equivalentes a un dólar estadounidense, que cobraron impulso como medio de pago y que en teoría por cada stablecoin debería de existir un dólar de respaldo.
 
Un buen ejemplo de una CBDC es el yuan digital del Banco Popular de China, el cual se lanzó en 2020 como programa piloto en varias ciudades de ese país. A pesar de que ya son varios países en la carrera, la moneda digital de China representa el primer intento real de distribución de una divisa digital pública de las grandes economías, incluso antes que Estados Unidos. 
 
México por su parte también se encuentra en el camino para desarrollar su propia moneda digital, de acuerdo al Banco de México se estima que pueda ponerse en marcha hasta 2025, sin embargo, México enfrenta aún grandes retos no solo de inclusión sino de educación financiera también, además de que el efectivo sigue siendo el medio de pago más usado en el país. Cabe mencionar que en nuestro país no existe regulación sobre los activos digitales, algo que a opinión personal es ya una necesidad apremiante.
 
La innovación digital ha conducido a que los desarrollos tecnológicos cubran nuevas necesidades en la economía y sociedad en general, los bancos centrales se han visto rebasados ante las diversidad de formas y tecnologías que existen para el intercambio de valor. La regulación siempre será algo positivo ya que evitará que los usuarios e inversionistas queden desprotegidos, pero más allá de eso e independientemente de la creación de monedas digitales, los activos digitales y tokens también llegaron para quedarse, al menos aquellos de mayor capitalización de mercado y con proyectos sólidos, por lo que la regulación resulta indispensable ya que estas opciones entre dinero público y privado al final simplemente tendrán que convivir.
 
La evolución del sistema financiero resulta un tema amplio y con muchas aristas, no sólo en el desarrollo de nuevas tecnologías para pagos, también la manera de operar de los bancos ha ido cambiando y hoy nos encontramos con bancos digitales, quedando atrás aquellos esquemas tradicionales, toda vez que las nuevas tecnologías permiten la creación de bancos en línea sin sucursales,  pudiendo ofrecer a los usuarios productos financieros más atractivos y sin comisiones o cuotas de mantenimiento hacia el usuario, sin mencionar el ahorro de tiempo para desplazarte y ser atendido por un ejecutivo de cuenta lo que resulta en grandes beneficios para los usuarios. Incluso con Bitcoin tú eres tu propio banco, ya que al tener tu propia wallet o billetera virtual, conexión a internet y una cartera de destino es más que suficiente para transaccionar sin importar fronteras y momento del día a un costo muy barato y de manera muy rápida.
 
En conclusión, la tecnología ha revolucionado la forma en que interactuamos con el dinero, proporcionando mayor eficiencia, inclusión, innovación y seguridad en el sistema financiero. La llegada de la inteligencia artificial desempeñará un papel clave en la evolución del dinero y en la creación de nuevos modelos financieros en el futuro.
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