Cuando comenzamos a evitar ciertos alimentos para muchos es significado de tener diagnosticado alguna enfermedad lo cual debería ser todo lo contrario, el cuidar tu salud significa tener más consciencia de lo que se consume día con día, estar más informado de los ingredientes con los que fueron elaborados todos aquellos alimentos que fácilmente podemos adquirir, el hacer ejercicio, acudir con expertos en nutrición siempre es muy importante para seguir manteniendo nuestros buenos hábitos y compartirlos con los que más queremos. No son tarea fácil sobre todo cuando la industria se ha encargado de disfrazar lo que puede parecer saludable.
Sin darnos cuenta consumimos azúcar en la mayoría de nuestros alimentos. La industria ha tenido una evolución significativa en los alimentos procesados, sabemos que está dispuesta a todo con tal de a disminuir sus costos de producción a cambio de obtener grandes ganancias, sin importar que los únicos que pagan por estos bajos costos, es la población y sobre todo los más pobres. En Estados Unidos fue creado el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) como una alternativa económica a la sacarosa (azúcar de mesa).
Alguna vez te has preguntado ¿por qué cada vez te resultan más enfermedades aun llevando una dieta “saludable”?
Resulta que el 80% de azúcar que se consume lo hacemos sin darnos cuenta, la mayoría se encuentra en casi todos los alimentos que forman parte de nuestra alimentación, un ingrediente que es nocivo para la salud afectando a miles de personas por el consumo habitual, llega a alterar el metabolismo y en muchos de los caso depender de él. Escondido en los productos que confías que son naturales o saludables como un producto light o 0% calorías. Por ejemplo el pan de molde, el promedio de azúcar presente en una rebanada procesado es de unos 3g. Gran parte del azúcar se le añade para darle un mejor sabor. (Fuente sitio web la guía de las vitaminas)
En la siguiente tabla I se menciona algunos de los productos más comunes con este ingrediente.
Fuente: Cabada, (2019).
En México la información es muy mínima al tener presente que ingredientes son los que nos perjudican, no se toma un pequeño interés por esta micro información de leer las etiquetas y tablas nutricionales de los productos que nos ofrece el mercado, solo se le considera importante su sabor, si es rico o no. Se desprecia aquellos productos que son insípidos porque la mayoría piensa que comer saludable o libre de estos químicos parece ser aburrido, pero lo cierto es que estos ingredientes nos perjudican a lo largo de nuestra vida.
Nos resulta más difícil desembolsar para comprar un brócoli que para comprar una soda y siempre con pensamientos “De algo me iré a morir", "una vez al año no hace daño" etc. muchas ideas que deberíamos eliminarlas poco a poco. Sobre todo a la larga se beneficiaría nuestro bolsillo y claro entre más saludable sea el producto la industria lo ofrece a un elevado costo, pero todo lo deberíamos poner en una balanza en determinar precio - calidad y no optar por los productos de bajo costo, sin duda lo barato sale caro y muy caro.
La verdadera inversión que una persona puede hacer es eligiendo con inteligencia un alimento de calidad, el invertir el tiempo para elaborar nuestros alimentos y sobre todo el interés de estar informado de lo que realmente estamos consumiendo de manera habitual y que dejamos pasar por desapercibido. Nunca es tarde para cambiar nuestros hábitos.
Después de la pandemia por Covid-19 algunas personas se están quitando la venda de los ojos para ser más cautelosos con lo que le conviene a nuestro cuerpo, pero todavía falta un largo camino por recorrer para cambiar la industria de los productos procesados. No todo es culpa del jarabe de maíz de alta fructosa, son muchos los ingredientes que se encuentran disfrazados en productos saludables y lamentablemente están terminado con la vida de millones de personas. Así que recuerda la próxima vez que visites el supermercado preguntate, ¿Realmente es lo que mi cuerpo merece para mejorar mi estilo de vida?.
