La mayoría de las personas podemos percibir cuando los precios comienzan aumentar y el dinero que antes nos alcanzaba para adquirir ciertos productos, hoy en día, ya no nos es suficiente. Este fenómeno de la percepción pública popular podemos atribuirlo a un concepto que los economistas solemos analizar con cierto afán: la inflación.
A menudo, los economistas explicamos el concepto de inflación como un “impuesto”oculto del dinero. No obstante, como la mayoría de los impuestos, incentivan a las personas a modificar su comportamiento económico para evitar pagar dicho impuesto. Este incentivo colectivo, puede causar una gran distorsión en la economía en un esfuerzo por minimizar el efecto que tiene la inflación en la erosión del poder adquisitivo. Pero, ¿cómo una persona puede evadir el “impuesto” del dinero?
Una forma de hacerlo, es tener menos efectivo. Por ejemplo, en lugar de retirar del cajero $40 pesos una vez al mes, preferimos retirar $10 pesos por semana y, de esta manera, mantener más parte de nuestra riqueza en cuentas de ahorro y menos en nuestras carteras donde pierde su valor.
Por lo tanto, considerando que la evidencia sugiere que en la mayoría de los casos las expectativas de inflación del público son bastante lentas para ajustarse a los cambios reales en la tendencia inflacionaria, los costos del calzado, que representan el tiempo y el esfuerzo dedicados a superar la pérdida de este poder adquisitivo, pueden ser costosos tanto como para el individuo como para la economía. Además, un aumento en la inflación esperada lleva a las personas a economizar en el dinero que tienen como efectivo, para mantenerlo funcionando en inversiones financieras con la esperanza de obtener retornos de inversión que excedan la tasa de inflación, convertir su dinero en bienes u otra moneda que ofrezca una reserva de valor más estable.
Si bien el efecto de los costos del calzado es mucho más palpable en economías con casos de hiperinflación, los efectos de una inflación lene son más sutiles y difíciles de medir, pero no dejan de ser menos alarmantes. Para ponerlo en perspectiva, una inflación del 10% da como resultado una mala asignación de los recursos, lo que provocaría aproximadamente una pérdida entre el 1 y 2 por ciento del PIB de un país, lo que equivaldría probablemente a más de $80 mil millones de dólares. (Federal Reserve Bank of St. Louis).
Esta es la razón por la que la inflación subyace en las preocupaciones de los economistas, pues el comportamiento que origina este fenómeno en una persona es una cosa, pero el hecho de que nos preocupe más a los economistas que a los zapateros, se debe en gran medida a que afecta la actividad económica de un país: el stock de capital productivo disminuye a causa de una menor inversión empresarial; en consecuencia, la economía se contrae, el desempleo aumenta, se desequilibra tanto a la oferta monetaria emitida por el Banco Central, como la demanda por saldos reales, entre otras repercusiones diferentes a si nos encontráramos en un escenario sin inflación.
Economics Key. “SHOELEATHER COSTS” https://economicskey.com/shoeleather-costs-6761
Alessandro Calza & Andrea Zaghini . “Shoe-leather costs in the euro area and the foreign demand for euro banknotes” ( https://www.ecb.europa.eu/pub/pdf/scpwps/ecbwp1824.en.pdf?40b5d8cd17193722ef1341894193eefe).
Michael R. Pakko. “Shoe-Leather Costs of Inflation and Policy Credibility” ( http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.196.6391&rep=rep1&type=pdf).
Julián Garrido, "Inflación, acciones y la teoría del costo de zapatos". EL CRONISTA ( https://www.cronista.com/finanzasmercados/Inflacion-acciones-y-la-teoria-del-costo-de-la-suela-de-los-zapatos-20131106-0048.html ).